Marino Pérez, psicólogo: «Hay libros de autoayuda que son 'neurocharlatanería'»
El autor acaba de publicar un libro en el que trata de responder a la crisis de salud mental actual
¿Vivimos en una sociedad que promueve las enfermedades mentales o es que somos más conscientes de ellas?
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Iniciar sesiónEl psicólogo Marino Pérez publica 'La sociedad vulnerable' (Ned ediciones), un ensayo que ofrece explicaciones incómodas –ya era así su bibliografía previa sobre la depresión, la hiperactividad o lo trans– a la crisis actual de salud mental.
—¿Por qué vivimos en ... una sociedad vulnerable?
—Esta sociedad del bienestar finge que todo tiene que ser feliz, que los niños tienen que criarse dentro de un mundo en el que no se enfrenten a nada. Luego resulta que la vida sigue siendo dura y áspera y las nuevas generaciones no están preparadas para el camino. Otro aspecto de esta sociedad vulnerable.
El idioma clínico se ha apoderado de todo sufrimiento y de todo malestar, que nunca falta en la vida, para registrarlo como trastorno, como problema psicológico o psiquiátrico que habría de ser remediado con medicación o con psicoterapia. Y este idioma clínico deja de lado otro lenguaje posible: el social, el ético, el político,... Otros idiomas que traten de ver los malestares de las personas en el contexto de la vida, del funcionamiento de la sociedad, del consumismo, de la precariedad, de las desigualdades… Este idioma clínico etiqueta el sufrimiento y el malestar como supuestas averías psicológicas que estuvieran dentro de la mente de las personas. Además, capta cualquier malestar y lo registra como enfermedad mental: así se crea la tormenta perfecta de crisis de salud mental.
En las generaciones anteriores no tenían tanto bienestar, ni la educación era tan consentidora y no sufrían la crisis de salud mental que parece ser que se tiene hoy día.
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—¿Por qué estamos tan ansiosos?
—Estamos tan ansiosos por la incertidumbre, por la cantidad de promesas que nos ofrece la sociedad y las pocas posibilidades de conseguir lo que aparentemente cada uno se merece. Esto nos instala en una lógica tremenda: aquellos objetos que consumimos ya no los deseamos, pero en su lugar aparecen otros y entonces vivimos en un vaivén continuo de esperanza y de insatisfacción. De ansiedad.
Y todos los problemas que la sociedad nos genera, algunos «expertos» nos los explican en términos subjetivos: «lo que piensas», «lo que te quieres», «la autoestima»... Es una especie de voluntarismo: como si ser feliz o que te vaya bien la vida dependiera de uno mismo, de sus pensamientos, de su voluntad o de la oxitocina que segrega el cerebro.
—¿Cómo hemos caído en esta dinámica, tanto ciudadanos como psicólogos y psiquiatras?
—Hay una función ideológica. Dejar de situar el problema en el funcionamiento de la sociedad, colocarlo en el individuo y dar como remedio soluciones individuales: la medicación o la autoayuda. Y las psicoterapias al uso se han centrado en resolver los problemas de la vida como problemas interiores. Pero habría que decir que dentro de las psicoterapias también hay enfoques que se centran en el contexto de la vida actual y tratan de mejorar, hasta donde esté al alcance de uno, las condiciones de la propia vida de las personas.
—¿Por qué son tan populares los libros de autoayuda de Santandreu y Rojas Estapé?
—Porque vivimos en una sociedad muy individualista y estos libros son un ejemplo de 'neurocharlatanería' y 'psicopalabrería'. Eso está muy al gusto de los tiempos porque los autores que has citado presentan su enfoque como científico y mezclan el lenguaje psicológico y neurocientífico con una erudición vacía. Igual te citan a Platón y a Ortega y Gasset en el mismo tinglado. Esto es muy atractivo porque infunde a la gente la esperanza de que la solución está en uno mismo.
Estos autores escriben libros sin parar para enredar a sus lectores en su discurso: quien compra uno, compra el siguiente. Y simplemente los han instalado en un proceso de consumo donde no ha funcionado nada para su bienestar real: es una literatura de autoayuda que es más iatrogénica que de autoayuda, porque siempre deja de lado el origen y la realidad de dónde vienen los problemas.
—La esquizofrenia, según la cultura donde ocurra, las voces del paciente pueden ser integradas en la vida –India o Ghana–, o no –nuestra sociedad–.
—La esquizofrenia, un trastorno característico de la sociedad occidental, cuando se encuentra en otras sociedades no occidentales tiene mejor pronóstico en la medida de que, por ejemplo, las voces puedan tener un significado positivo y no se entiendan como síntomas de alguna avería interior que haya que medicar y extinguir.
—Característica de nuestra sociedad: la adicción a las mascotas.
—En esta sociedad nuestra, cada vez más individualista y narcisista, la soledad es uno de sus mayores problemas y está en la base de muchos trastornos que luego se denominan ansiedad, depresión u otros. La relación con las mascotas elimina las dificultades de las relaciones humanas. También esto explica el auge que van a tener los robots sociales, que ya vienen de Japón.
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