«¡Mamá, lo tienen todos!»: frente común de las familias para no dar el móvil a los 12 años

Asociaciones de padres lideran un movimiento para romper el mantra: 'instituto es igual a smartphone'

Expertos relacionan una exposición excesiva a las pantallas con problemas cognitivos y psicológicos en los menores

Encuesta: ¿A qué edad deben tener los niños su primer móvil?

Un aula de la escuela Sadako adrián quiroga / VIDEO: ATLAS

Esther Armora

Barcelona

«¡Mamá, lo tienen todos!». En un contexto de máxima preocupación por los riesgos del acceso prematuro de los jóvenes a los 'smartphones' y a las redes sociales, las familias han decidido dar un paso hacia adelante y hacer frente común para desmontar ... el mantra: 'Instituto igual a primer móvil'. Según el informe de 2022 del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad, consultado por ABC, en España dos de cada diez niños de 10 años ya tienen móvil. Con 12 años la cifra se eleva a dos de cada tres, y con 13, a nueve de cada diez.

«Todos los niños lo quieren y se sienten señalados si no lo consiguen. Eso crea una presión a las familias que debe neutralizarse», señala a ABC Mònica Marquès, madre de una alumna de sexto curso de Educación Primaria en la escuela Sadako de Barcelona, centro que lidera una iniciativa pionera dirigida a crear conciencia colectiva para retrasar hasta los 16 años la edad en la que los jóvenes acceden a su primer móvil y debutan en las redes sociales. La clave, crear un grupo de familias dentro de cada aula lo suficientemente amplio para desactivar el argumento del «soy el único de mi clase que no lo lleva».

Con este propósito, y con el de trabajar conjuntamente para «abordar esta realidad», la Asociación de Familias de Alumnos (AFA) y la dirección de la escuela catalana han creado la plataforma 'Desconéct@te' (@desconnecta_t). «La idea es arrancar un movimiento que aglutine al máximo número posible de familias y educadores interesados en promover un uso racional y adecuado de la tecnología. También queremos concienciar a los padres y a los alumnos sobre los problemas de conducta o problemáticas derivadas del acceso prematuro a las redes sociales», explica en declaraciones a ABC el director de la escuela Sadako, Jordi Musons.

Su advertencia no es gratuita. Los expertos llevan años alertando sobre los importantes efectos psicológicos que causa en los menores el uso abusivo de los teléfonos inteligentes. «Cada vez hay más evidencias de la relación entre una exposición excesiva a estos aparatos y el deterioro de las funciones cognitivas y la aparición de problemas de salud mental en niños, adolescentes y adultos jóvenes», advierten desde el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro participado por La Caixa.

Una investigación liderada por el instituto entre jóvenes de entre 11 y 16 años constata que el uso excesivo de 'smartphones' puede conllevar trastornos de atención e hiperactividad, síndromes depresivos y riesgo de comportamiento antisocial, así como cambios estructurales en el cerebro relacionados con el control cognitivo y la regulación emocional.

La clave está, según señalan los especialistas, en la edad en la que se exponen a esta tecnología. En la actualidad, la edad mínima con la que los menores pueden abrirse un perfil en redes sociales es de 16 años según aconseja la normativa europea, aunque deja en manos de los estados miembros que esa edad sea inferior. En el caso de España está fijada en los 14, según la Ley de Protección de Datos, aunque pueden hacerlo antes si tienen el consentimiento de sus padres o tutores.

Aula de la escuela Sadako adrián quiroga

El director de la escuela Sadako tiene claro que familias y escuela «deben ir de la mano». «En este asunto una posición intermedia es imposible, y educar sobre tecnología es muy difícil», advierte Musons. Su centro lleva años manteniendo ese pulso. «Que tengamos una postura tan clara sobre esta cuestión no significa que demos la espalda a las nuevas tecnologías. En nuestra escuela los alumnos usan tablets, pero de una forma controlada», aclara Musons. Reconoce que llegar a esta postura les ha llevado tiempo, con algún que otro ensayo–error.

«Decidimos hace años entregar las tablets en primero y segundo curso de Primaria para que los alumnos las llevaran a su casa con supervisión de sus familias pero la experiencia fracasó. Muchos padres vieron que eso era una fuente de conflicto y dimos marcha atrás», admite el director de Sadako. La experiencia les sirvió para constatar el poder que tienen las pantallas con los menores.

Relaciones emocionales

«Hemos comprobado el enganche de los alumnos respecto a las tablets, y hemos visto también que el uso excesivo de la tecnología desvirtúa las relaciones emocionales», añade el directivo. «Con el tema del móvil ocurre lo mismo. En este caso, la evolución ha sido espantosa, por eso recomendamos retrasar su acceso hasta los 16 años como mínimo», añade el director.

«En nuestro centro hemos optado por hacer una política preventiva, crear espacios de desconexión digital, y a su vez llevar a cabo acciones formativas para orientar a los jóvenes sobre cómo usar la tecnología en los diferentes ámbitos de su vida», apunta Musons. Admite, no obstante, que educar sobre el móvil a los alumnos es complicado, por eso en paralelo a la formación sobre este tema han decidido seguir dando nuevos pasos. El próximo curso la escuela obligará a los alumnos a entregar el aparato en la entrada. «Al menos no lo miran en el recinto», dice.

Desde la AFA del centro, Mònica Marquès y Bernat Créixems subrayan la importancia de concienciar a las familias sobre esta situación e invitan a otras escuelas a adherirse al manifiesto que han impulsado desde el proyecto 'Desconéct@te'. El documento aboga por retrasar la entrega del primer móvil a los 16 años, para «no facilitar el acceso a nuestro hijo a ninguna red social antes de las edades recomendadas por la UE» y por «hacer un uso, lo más racional posible de la tecnología en el ámbito familiar». Insta también a los padres a «no usar el móvil en el recinto escolar».

«Queremos que nuestro hijo no sea el único que no tenga móvil cuando llegue al instituto. A estas edades no es bueno que les señalen y la única forma de evitarlo es que seamos muchos los que actuemos ante esta realidad», indica Marquès. Su hija Clàudia pasa el próximo año al instituto y está concienciada de que su bautizo tecnológico llegará más tarde.

«Lo hace convencida», señala la madre. También Carlota, hija de Créixems saltará a la ESO sin móvil. «El beneficio es impagable. Los menores que no necesitan el móvil ni dependen de él se sienten libres en la escuela y en sus casas», asegura Musons, quien destaca la cada vez mayor implicación de las familias en esta cuestión. «El trabajo ha de ser preventivo. No hay marcha atrás cuando das un móvil y la prohibición puede tener un efecto rebote», concluye.

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