«Si me ves, llora»: la sequía deja al descubierto las piedras del hambre en el Rin
Algunas de las rocas tienen unos grabados con fechas e inscripciones de las sequías más graves
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Las piedras del hambre
La sequía no sólo está azotando a España. Europa también se está secando, y buen ejemplo de ello es el río Rin. En Alemania, país acostumbrado a convivir con la lluvia, sorprende el bajo nivel del río. «En la noche del miércoles, el nivel bajó ... otros siete centímetros», dice Ingo Schneider-Lux de Lux-Werft, operador del ferry entre Königswinter-Niederdollendorf y Bonn-Mehlem, en declaraciones al medio alemán Generaler Anzeiger. El miércoles fue de 36 centímetros. El servicio de ferry sigue funcionando con normalidad. Sin embargo, si el nivel del Rin sigue bajando tan rápidamente, es posible que haya que reducir la carga del transbordador en la próxima semana.
El grado de descenso del nivel del agua también se puede observar entre Linz y Remagen-Kripp. Allí, el hundimiento del agua ha dejado al descubierto la «Piedra del Hambre» frente a Kripp. «La roca es visible probablemente desde hace un mes», dice Udo Scholl, director general del transbordador del Rin Linz-Kripp GmbH.
Las piedras del hambre
En muchas ciudades, a orillas de los grandes ríos de Europa central, existe la tradición de realizar marcas para registrar el nivel que se alcanzó en grandes riadas o inundaciones históricas. Algunas de estas marcas se realizan en edificios o monumentos existentes, pero otras se hacen en tablillas de piedra o metal colocadas en el lugar correspondiente. En otras ocasiones, simplemente se realizan marcas en muros o piedras de los ríos.
En Alemania estas piedras se llaman «Hungersteine» (piedras del hambre), y quedan al descubierto cuando la sequía es lo suficientemente grave como para que el nivel del agua quede por debajo.
En estas piedras, la gente marcaba con fechas o inscripciones las épocas de sequía extrema y, en algunas de ellas, dejaron advertencias extrañas. «Si me ves, llora», «Quien me vio, lloró. El que me vea, llorará.», «La vida volverá a florecer una vez que esta piedra desaparezca», son algunas de las inscripciones más inquietantes. Alguna de las más antiguas datan del siglo XV y se siguen haciendo grabaciones en la actualidad.
El bajo nivel de las aguas imposibilitaba la navegación por los ríos, además de provocar malas cosechas, escasez de alimentos, aumento de precios y hambruna. Para concienciar sobre los terribles efectos del cambio climático y siguiendo la tradición secular de las piedras del hambre, en 2018 Greenpeace colocó una piedra del hambre en el lecho del río Elba, con una inscripción que reza: «Si me ves es que la crisis climática ha llegado».
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