Un líder de expediciones submarinas rechazó trabajar para OceanGate tras ver el peligro del Titán: «Nunca entren en un sumergible sin clasificar. Yo no lo haría»
Rob McCallum rechazó formar parte del proyecto del Titán, después de que OceanGate no quisiese esperar a que alguna agencia de calificación marina le diese el visto bueno al sumergible
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Oceanógrafos advirtieron hace cinco años del peligro de que el submarino 'Titán' no cumpliera los protocolos de seguridad
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Iniciar sesiónLa implosión del sumergible Titán conmocionó al mundo hace tres semanas y sigue ocupando espacios en los medios. Además de David Lochridge, un antiguo trabajador de OceanGate, la empresa propietaria del Titán, que fue despedido tras advertir de posibles peligros, esta semana se han conocido ... nuevos avisos a la compañía sobre potenciales fallos de seguridad. Entre ellos, el del líder de expediciones Rob McCallum, que había participado, entre otras, en la de Five Deeps, que fue un viaje al punto más profundo de cada océano.
McCallum había cofundado la compañía Eyos Expeditions y, según un reportaje del New Yorker, para él, el desastre ocurrido con el sumergible de OceanGate no fue una sorpresa. En su día, expresa este medio, había advertido a Stockton Rush, uno de los fundadores de la empresa fallecido en el Titán, que «no se pueden tomar atajos en lo profundo».
De hecho, Rush quiso que McCallum dirigiese su «operación Titanic». Pero este finalmente se negó: en primer lugar, accedió a ver el taller en el que se estaba fabricando el Cyclops II –que después sería conocido como Titán– y se vio perturbado por lo que se encontró. Según argumentó y cita The New Yorker, observó «múltiples puntos de fallo» y además, tampoco le gustó que fuese controlado con tecnología inalámbrica: «Todos los submarinos del mundo tienen controles cableados por una razón: si se corta la señal, no estás jodido», indicó.
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En su visita a las pruebas del Cyclops, McCallum conoció a David Lochridge, que fue posteriormente despedido de OceanGate. En ese evento, el sumergible quedó atrapado en aguas poco profundas, según informa The New Yorker. Al no querer Rush esperar a que alguna agencia de calificación marina diese el visto bueno al sumergible como vehículo con destino al Titanic, McCallum decidió finalmente no asociarse al proyecto. De hecho, argumenta, cuando le preguntaban sobre si iría o no en una expedición así, respondía: «Nunca entren en un submarino sin clasificar. Yo no lo haría».
Cuando en 2018 OceanGate despidió a Lochridge, McCallum decidió enviarle un mensaje de correo electrónico para ver qué había ocurrido y para preguntarle acerca del sumergible. «¿Crees que el submarino podría ser seguro para bucear, o es un limón completo?», le escribió. A eso, el ya extrabajador de la empresa responsable del Titán respondió: «Obtendrá mucho apoyo de la gente de la industria... todos miran y esperan y se cagan en los pantalones en silencio».«Es un limón».
Unas semanas después, Lochridge volvió a escribirse con McCallum de manera tajante: «Ese submarino es un accidente que está a punto de suceder». Asimismo, añadió que aunque le hubieran pagado no habría buceado «tal cosa». «Estoy muy preocupado de que se mate a sí mismo [refiriéndose a Rush] y a otros en la búsqueda de aumentar su ego».
Posteriormente, este intercambio de mensajes y advertencias llegó también a Patrick Lahey, director ejecutivo de Triton Submarines. Al leer los correos electrónicos entre McCallum y Lochridge, Lahey argumentó que el extrabajador de OceanGate tenía la obligación moral de informar a las autoridades; algo que hizo, pero fue ignorado.
Además de estos, The New Yorker también recoge las consideraciones del abogado externo de Triton Submarines, Brad Patrick, quien consideró que el riesgo del sumergible para la vida era «tan evidente» que el Gobierno debía involucrarse. De hecho, según relata este medio estadounidense, Patrick llegó a redactar una carta para la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional de EE.UU. en la que instaba a tomar «medidas inmediatas y decisivas para evitar que OceanGate» lleve pasajeros al Titanic «antes de que la gente muera».
Sin embargo, esta carta jamás fue enviada, al considerar desde Triton que podría parecer a ojos del Departamento de Trabajo de EE.UU. un ataque a un rival comercial.
Pero esas no fueron las únicas advertencias que recibió OceanGate sobre el Titán: también llegaron a enviar a la empresa más de tres docenas de expertos una carta en la que expresaban su «preocupación unánime» sobre la expedición. Entre los firmantes estaban Lahey, McCallum y Walsh, un inspector senior de la Guardia Costera de EE.UU.
Además, sobre la reciente y catastrófica inmersión, un «especialista en misiones» que cita New Yorker, dijo en declaraciones a Fox News, que «a todos» les habían dicho «que esta era una misión peligrosa que podría ser mortal».
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