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Laicismo apolillado

La Iglesia católica tiene el mismo tratamiento fiscal que ONGs, fundaciones o partidos partidos

Es hora de dialogar y construir (12-02-2023)

El corazón de un pontificado (12-03-2023)

El ministro Bolaños con los representantes de las confesiones a los que se les ha concedido la exención del IBI EFE

José Luis Restán

Hace pocos días, en Budapest, el Papa dijo que una provechosa colaboración entre el Estado y la Iglesia es fecunda, salvaguardando bien las oportunas distinciones. Francisco cargó con no poca ironía contra un laicismo «que se muestra alérgico a cualquier aspecto sacro para luego inmolarse ... en los altares de la ganancia». Ese comentario retrata bien lo que acaba de suceder en España tras anunciar el Gobierno que quedarán exentas del Impuesto de Bienes Inmuebles las confesiones religiosas de «notorio arraigo». Es una decisión que valora la libertad religiosa como un bien fundamental a proteger. Lo llamativo es el coro de voces indignadas que se han levantado con este motivo, reprochando a un Gobierno que consideran amigo por extender a todas las confesiones unos supuestos «privilegios» de la Iglesia católica, en lugar de suprimirlos por las bravas.

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