Les Knight, el ecologista extremo que aboga por no tener hijos para salvar al planeta: «Los demás seres vivos tendrían una oportunidad»

Aunque pueda sonar disparatado, declaraciones como estas le han valido a Knight tener fieles seguidores a su causa como detractores furibundos. Desde 'The New York Times' a 'The Guardian', 'Canal Plus' o la televisión canaria se han hecho eco de su figura. Mientras, 'The Economist' lo tacha de malthusiano. Refiriéndose con ello al economista británico del siglo XVIII que sostenía que la población tiende a crecer más allá de los medios de subsistencia, y que su exceso sería eventualmente disminuido por el hambre, las epidemias y las guerras.

Hasta el televisivo periodista Tucker Carlson, el mismo que entrevistara a Putin hará unas semanas, tras una charla con Knight al que criticó por adoptar la «más perversa» de las creencias, se rindió ante él añadiendo: «Usted es uno de los invitados más alegres que hemos tenido». Y Elon Musk se refirió a él y a su movimiento como un «virus mental». Pero Knight, impasible y sin grandes aspavientos, simplemente sigue su camino.

Los que le conocen dicen que le caracteriza la ausencia de ego y que pronuncia con tranquilidad sus ideas que son del tipo: «Sin nosotros, los humanos entrometidos, todos los demás seres vivos tendrían la oportunidad justa de sobrevivir». 

Su viaje para defender la extinción humana voluntaria dice que comenzó ya en la escuela. Nació en el 'baby boom' de la posguerra en un pequeño pueblo del desierto de Oregón, en Estados Unidos. Por entonces había más estudiantes nuevos de los que la escuela primaria podía atender. «En el instituto pasó lo mismo, la cafetería hubo que convertirla en aulas. Simplemente no había suficientes recursos, una situación que sigue siendo la misma a medida que los boomers entramos en nuestras últimas décadas» confesaba a 'The Guardian'.

Y es que Knight está entre quienes creen que la sobrepoblación es el factor fundamental de la crisis climática. Coherente con su causa decidió desde joven no tener hijos. Se hizo la vasectomía a la edad de 25 años. Ha sido maestro sustituto de secundaria y un monógamo convencido.

En un correo electrónico, explica a ABC que hay varios caminos para tomar conciencia de que tanto las personas como el planeta se beneficiarían de nuestra eliminación pacífica. Su ruta era originariamente ambiental, específicamente la ecología profunda, que da más importancia a lo que los humanos le están haciendo a la biosfera de la Tierra que a los impactos que ella tiene en la vida de la gente. «Desde entonces, me he preocupado casi igualmente por las vidas que nacen como por una Tierra que se vuelva cada vez menos hospitalaria con la vida humana», nos señala.

Leyó siendo joven el libro 'Population Bomb' de Paul Ehrlich, que sostiene que la superpoblación provocaría escasez de alimentos y hambrunas y le empezó a rondar una idea que no lo abandonaría. Fue reclutado por el Ejército durante la guerra de Vietnam y posteriormente asistió al 'Oregon College of Education', al tiempo que se unió a la sección local de 'Zero Population Growth'. Hoy conocida por Population Connection, que al igual que otras organizaciones como Conceivable Future hablan de una reducción de la población mundial como forma de luchar contra el cambio climático.

Creó la web de VHEMT en 1996, que empezó siendo un boletín, en 1991. Ahora ya está traducida a más de treinta idiomas y tiene noticias de sus últimas convenciones, así como caricaturas de la artista Nina Paley.

Y las premisas del movimiento vienen encabezadas por una cita de Sir David Attenborough. «Cuando los hechos sean incontrovertibles y las conclusiones ineludibles; cuando el éxito podría traer una gran mejora en el bienestar y la felicidad de millones; y cuando el castigo del fracaso sea un desastre global: seguramente la humanidad querrá colaborar y asegurarse de que prevalezca la cordura. ... tal vez es hora de que en lugar de controlar el medio ambiente para el beneficio de la población, deberíamos controlar a la población para asegurar la supervivencia del medio ambiente».

Knight defiende el acceso universal al control de la natalidad y se opone a lo que define como fascismo reproductivo, o «falta de libertad para no procrear». Aboga por la adopción y considera que la procreación hoy es el equivalente moral de vender literas en un barco que se hunde. Explica que el condicionamiento cultural natalista crea un punto ciego mental con respecto a la procreación humana.

Nos detalla que en VHEMT hay dos aspectos principales: «primero, que la co-creación intencional de uno más de nosotros por alguien en cualquier lugar no se puede justificar. Segundo, que la perpetuación continua de nuestra especie también es injustificable».

Y señala que la biomasa de mamíferos ahora es 36% humana y 60% ganadería. El 70% de las aves son nuestras aves de corral. «Revertir esta tendencia no es probable, pero no veo otra forma de evitar el colapso de la biosfera de la Tierra», afirma. Así que «gracias por no reproducirse».

Y frente a los que se aferran a la esperanza de que el ser humano puede volver a un equilibrio con lo natural. Les contesta que este equilibrio muchos imaginan que existía en nuestra etapa de cazadores y recolectores. Sin embargo, «ya estábamos provocando muertes, y nuestra fecundidad desenfrenada garantiza nuestro eventual exceso, primero a nivel local y ahora a nivel global», afirma.

No obstante, apoya la necesidad de una atención universal de la salud reproductiva. «Existen suficientes niños, y muchos podrían necesitar nuestra ayuda. Los seres humanos existentes tienen una responsabilidad de intentar lograr el mejor futuro para toda vida, sin perpetuar nuestra especie». Pero también declara que «cualquier reconocimiento de los problemas causados por las presiones demográficas generan ataques irracionales».

Asimismo, matiza que está en contra de las actividades que desencadenen la exterminación de la humanidad como la venta de armas o las guerras. Y el Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria no pretende ser un complejo código de conducta, sino un concepto para añadirse a los sistemas existentes de creencias de manera informal.

Y al pregunta de si realmente cree que el planteamiento de VHEMT puede tener éxito, Knight sentencia: «las probabilidades de que nos abstengamos de procrear son casi tan escasas como las probabilidades de que logremos abastecer a entre 9.000 y 10.000 millones de personas para finales de siglo».