Kansas asesta el primer golpe electoral a la sentencia del Supremo sobre el aborto

La victoria contundente de los 'pro-choice' en un estado conservador da medida del peso político que ha tomado el asunto

Partidarias del aborto celebran los resultados en el referéndum de Kansas AFP

Javier Ansorena

Corresponsal en Nueva York

A Donald Trump se le pueden negar muchas cosas, pero no el olfato político. De puertas afuera, celebró la sentencia del Tribunal Supremo del pasado mes de junio que eliminaba la protección a nivel nacional para el acceso al aborto y la dejaba en manos ... de los estados (una docena de ellos tienen ya leyes que lo prohíben o restringen con mucha fuerza). La decisión judicial era la consecuencia del reforzamiento conservador del tribunal durante su presidencia: tuvo la oportunidad de nominar a tres jueces, y eligió magistrados de corte conservador, dispuestos a romper un precedente judicial establecido en 1973 y ratificado durante décadas por el tribunal.

En la intimidad, sin embargo, Trump aseguraba que el fallo del Supremo sería «malo para los republicanos». La primera prueba de ello ha sido este martes en Kansas y los resultados le dan la razón.

En una jornada electoral de primarias, además de elegir a los candidatos de cada partido, los votantes se enfrentaron a un referéndum sobre si la constitucional estatal de Kansas debía retirar o no la protección al acceso al aborto. Contra pronóstico y con contundencia, ganó el 'no'. Con el 95% de los votos escrutados, casi el 60% de los votantes se inclinó por mantener esas protecciones.

Es un resultado relevante y con posibles implicaciones políticas en un año electoral. La votación en Kansas era el primer examen electoral del asunto tras la sentencia del Supremo, una decisión que provocó una reacción furibunda de los activistas a favor del aborto ('pro-choice') y de parte del electorado y una gran satisfacción para los activistas en contra del aborto y de otra parte del electorado después de décadas de lucha para tumbar el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo.

La votación ofrece una dosis de optimismo para los demócratas, que se juegan sus mayorías exiguas en el Congreso con perspectivas poco halagüeñas. Con la inflación disparada, en medio de una ola de crímenes violentos y con la popularidad del presidente Joe Biden hundida, se encaminan a perder la Cámara de Representantes y a salvar, por la mínima, el Senado.

Lo que está por ver es si la reacción evidente en Kansas a la decisión del Supremo en un referéndum se traslada a las elecciones de otoño y si el aborto se coloca como asunto prioritario en la decisión de los votantes.

Optimismo demócrata

A favor de las esperanzas demócratas es que la sacudida de esta semana ha ocurrido en un estado de corte conservador, donde Trump ganó en las elecciones de 2020 por una diferencia de 15 puntos. Se esperaba que los votos pro-aborto se sintieran mucho en los suburbios de las principales ciudades —dentro de una tendencia de voto demócrata en estos entornos—, pero ha sorprendido también el fuerte apoyo en condados rurales, de fuerte implantación republicana.

Hay cálculos que apuntan a que al menos un 20% de los votantes republicanos se inclinaron por mantener las protecciones al aborto, un porcentaje preocupante para los republicanos si esto se traduce a las elecciones de otoño en el resto del país y si el aborto coge fuerza como bandera electoral.

El impacto de la sentencia del Supremo se ve también en la movilización del voto. Más de 900.000 votantes de Kansas fueron el martes a las urnas, casi el doble de los que lo hicieron en las primarias de 2018.

Eso no estaba en los planes de los legisladores republicanos estatales, que colocaron el referéndum en esta votación de primarias —lo normal es que ocurran en la elección general de otoño—, para sacar partido a que hay más votantes republicanos en el estado y que las disputas entre candidatos eran más interesantes y ajustadas que entre los demócratas: más votantes conservadores acudirían a las urnas. Eso se decidió antes de la sentencia del Supremo y no contaban con la capacidad de movilización que la decisión tendría en el electorado demócrata.

La secretaría de Estado anticipaba una participación del 36% antes de las elecciones, y se ha disparado hasta el 50%. Todo ello promovido por una batalla electoral feroz entre los dos bandos durante semanas, con fuertes inversiones en propaganda por parte de ambos, con un total de doce millones de dólares, repartidos casi en partes iguales.

«En un momento en el que la libertad reproductiva está bajo una amenaza sin precedentes en todo el país, la gente de Kansas han dicho algo con fuerza y claridad en las urnas: ya basta», defendió en un comunicado Mini Timmaraju, presidenta del grupo pro-aborto NARAL Pro-Choice America.

La regulación actual permite el aborto en Kansas durante las primeras 22 semanas de gestación. En los últimos meses, el estado ha sido el destino de mujeres que desean interrumpir el embarazo provenientes de estados con amplias restricciones, como los vecinos Texas u Oklahoma. Los activistas anti-aborto criticaron que Kansas está camino de convertirse en «refugio» del aborto. En los dos últimos años, el número de estos procedimientos realizados en el estado se ha incrementado en un 13%.

Hasta el momento, cuatro estados han reformado sus constituciones para eliminar las protecciones al aborto: Alabama, Luisiana, Tennessee y Virginia Occidental. En las elecciones de noviembre, otros cuatro estados —California, Kentucky, Vermont y Montana— llevarán a las urnas medidas para reforzar, debilitar o prohibir esas protecciones.

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