Una juez absuelve a una psicoanalista a la que el Colegio de Psicólogos de Madrid acusó de intrusismo

La resolución, a la que tuvo acceso ABC, no es firme pero allana el camino a Susana Lugo, que tenía un despacho alquilado en un espacio donde trabajaban otros profesionales, unos sanitarios y otros no, y una página web en la que se especificaba que ofrecía servicios de psicoterapia y psicoanálisis.

Noticia Relacionada

Obligados a recetar más fármacos por la falta de recursos en salud mental

Elena Calvo

El PP pide el cese de la comisionada tras el acto del ministerio en el que se dijo que «los psicofármacos matan»

Tras la denuncia del Colegio de Psicólogos, dos técnicos se presentaron en las dependencias para hacer averiguaciones, pero se fueron de allí sin comprobar su titulación, «no entraron en su despacho ni vieron documentación alguna de la acusada, ni anuncio alguno, ni placa de la misma, ni se entrevistaron con ningún paciente de la acusada ni vieron ningún libro de citas de la misma». Y «no se ha realizado ninguna diligencia de investigación adicional ni se ha practicado más prueba al respecto», como expone la sentencia.

Con todo, acabó imputada, y tanto el propio Colegio como la Fiscalía pedían para ella un año de cárcel habiendo descontado pena por las dilaciones indebidas durante el procedimiento, que se extendió a lo largo de dos años. Finalmente, la conclusión es que «no ha quedado acreditado que la acusada careciera de los títulos correspondientes para ejercer dicha actividad no regulada, ni que realizara actividades propias de otra profesión». Psicoanalista y psicoterapeuta, era.

Y ese es en parte el centro de la cuestión. Para la magistrada, ha quedado acreditado que «el psicoanálisis no es lo mismo que la psicología, y es una profesión no regulada» que, por tanto, «no estaba limitada a psicólogos y médicos» en el momento de los hechos, como sostenía su defensa, desplegada pro bono por Matilla & Pastrana.

«La ausencia de una normativa nacional sobre las actividades de los psicoanalistas o psicoterapeutas impide igualmente el considerar punibles tales comportamientos, pues la infracción aludida requiere sin paliativos, al tratarse de una norma en cierto modo en blanco, la existencia de otras en las que vengan referidas las funciones y exigencias», razona la juez.

Dice que, en cualquier caso, ella no es ajena al psicoanálisis porque «ha demostrado la realización de determinados estudios» y que «en nada afectaría» que no los tuviera de cara al Colegio de Psicólogos, «puesto que no sería intrusismo en la profesión de ese colectivo sino supuestamente en otra hasta la fecha no regulada».

Subraya, en este sentido, que «no ha quedado acreditado que en ningún momento haya ostentado o se haya atribuido públicamente la condición de psicóloga de tal forma que pudiera inducir a confusión entre el público que acudiese a su consulta» así que «difícilmente puede apreciarse» un delito de intrusismo en los términos de «invasión de competencias» que recoge el Código Penal.

Para la psicoanalista, la sentencia es un punto de inflexión tras el periplo que le han supuesto estos dos años. «Por dos veces me han denunciado por intrusismo, y por dos veces han perdido. Nadie vino a hablarme, se optó por acudir a lo penal, con el consiguiente gasto del dinero público en el proceso. Tampoco parece que pensaron si me causaban daños psicológicos con sus acciones instrumentales», señala.

Destaca con todo el fondo del asunto: «El Psicoanálisis es una disciplina distinta a la Psicología, su objeto de estudio es «lo inconsciente», su metodología, técnicas, acercamiento a las personas y exigencias de formación diferentes, siendo genuino, el que los psicoanalistas pasamos por nuestras propias terapias antes de ejercer durante muchos años, algo que nadie exige al psicólogo, se esté sano de mente o no», añade.