No olvidemos a los cristianos de Siria
Estos hermanos nos recuerdan que la fe es el tesoro de la vida

Tiene pleno sentido reclamar una especial atención, precisamente en Navidad, a los cristianos que sufren persecución o que pasan especial dificultad a causa de su fe. Es un modo eficaz de recordar que la historia que comenzó en Belén, con María y José huyendo ... a Egipto para proteger a Jesús del odio homicida de Herodes, se repite hoy en Siria.
La organización Ayuda a la Iglesia Necesitada ha querido centrar su campaña de este año en la «amada y martirizada» Siria, por decirlo con palabras del Papa Francisco. La razón es clara: del millón y medio de cristianos que vivían en este país en 2011, hoy apenas quedan 400.000. En estos años hemos conocido figuras como el franciscano Ibrahim Alsabagh, de Alepo, como el sacerdote Faddi Najjar y el obispo Abou Kazhen, que no han querido dejar su país ni siquiera cuando las bombas caían sobre sus iglesias o cuando los sacerdotes estaban en el punto de mira del Daesh. Todavía ahora, llegan noticias alarmantes de la diócesis de Hassaké-Nisibi, en la frontera turca, donde la vulnerabilidad de las familias cristianas es total.
Desde que comenzó una terrible guerra, ya olvidada entre nosotros, Ayuda a la Iglesia Necesitada ha puesto en marcha más de 1.200 proyectos para atender a necesidades básicas de los cristianos sirios, desde la alimentación a la salud, desde la educación al empleo. Se necesita urgentemente ropa de invierno, alimentos para bebés o material sanitario, sin olvidar el sostenimiento de sacerdotes y religiosas, que son los que asisten material y espiritualmente a las comunidades cristianas, y de esta forma contribuyen al bienestar de toda la población, tendiendo puentes entre los diferentes grupos para que la convivencia vuelva a ser posible.
En nuestro mundo vertiginoso y lleno de problemas puede surgir la pregunta: «¿a nosotros qué nos va en todo esto?». Lo cierto es que nos va muchísimo, porque estos hermanos nos recuerdan que la fe es el tesoro de la vida, lo que permite vivir cualquier circunstancia con esperanza. Ellos son hoy nuestros hermanos mayores.
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