La medida de nuestras opciones

El Papa subraya que estos sacerdotes eran claramente distintos entre sí, llevaban consigo carismas, lenguas y culturas diferentes, pero en Perú esa diversidad no generó distancia entre ellos, sino que compartieron el mismo celo y la misma entrega. El Papa, que fue misionero largos años en Perú, reconoce en ellos algo profundamente familiar: la comunión que nace cuando historias tan distintas se dejan reunir por Cristo y confluyen en un único testimonio del Evangelio para la edificación del pueblo de Dios.

Esto sirve a León XIV para formular un juicio de valor para toda la Iglesia en este momento histórico: «en un tiempo en que fácilmente se cae en dialécticas y polémicas estériles, los mártires de Chimbote nos recuerdan que no es la coincidencia de caracteres lo que nos une sino la decisión de conformar nuestro parecer con el de Cristo».

Estos hermanos no entregaron sus vidas al servicio de proyectos o imágenes personales. Su martirio nos muestra en qué consiste la verdadera comunión. El Papa afirma (y esto no va dirigido solo a Chimbote) que frente a los desafíos pastorales y culturales que la Iglesia atraviesa es necesario «volver a Jesucristo como medida de nuestras opciones… solo cuando Él es el punto de referencia la misión recupera su forma propia y la Iglesia recuerda el motivo por el que existe».

León concluye observando que cuando el ánimo vacila ante los peligros que acechan, o cuando la realidad se vuelve ardua, es preciso recordar que «la historia no está cerrada ni es ajena a la gracia; por el contrario, allí donde hay testigos fieles el futuro se abre, porque Cristo mismo sigue actuando… y ante Él, ni siquiera la muerte tiene la última palabra».