José Luis Mumbiela: ««El Vaticano está jugando todas las bazas diplomáticas posibles para conseguir la paz en Ucrania»»
El obispo español, que preside la Conferencia Episcopal de Asia Central, valora que la visita de Francisco a Kazajistán de la próxima semana
El obispo José Luis Mumbiela, presidente le la Conferencia Episcopal de Asia Central
José Luis Mumbiela Sierra (1969) es aragonés, de Monzón (Huesca), y sacerdote de la diócesis de Lérida, pues fue ordenado en 1995, antes de que las poblaciones de la 'Franja' se incorporaran a Barbastro-Monzón. Tres años después fue enviado a Kazajistán como sacerdote misionero « ... Fidei Domum». «No había pensado nunca ser misionero, pero Juan Pablo II pidió sacerdotes y me ofrecí voluntario«, cuenta a ABC.
A su llegada a Kazajistán, en 1998, fue párroco durante ocho años y más tarde pasó al seminario, como rector. En 2011, Benedicto XVI le nombró el obispo de la diócesis de la Santísima Trinidad en Almaty. Ahora preside la Conferencia Episcopal de Asia Central, que agrupa a los obispos y administradores apostólicos de Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Mongolia y Afganistán. Él le quita hierro al cargo. «Todos los obispos somos extranjeros menos uno, y ahora le ha tocado presidir al de España», comenta entre risas.
Kazajistán es un país multicultural, de mayoría musulmana (alrededor del 70%), pero con una gran diversidad de minorías religiosas. Los ortodoxos son la segunda confesión (cerca del 25%) y el resto de la población se reparte entre budistas, judíos, evangélicos y católicos, que apenas suponen un 1 por ciento, agrupados en poco más de cien parroquias. Desde que se desgajó de la URSS, el gobierno kazajo ha favorecido el diálogo intercultural y religioso con un Congreso de líderes de religiones mundiales que del 13 al 15 de septiembre celebrará su séptima edición, con la presencia del Papa Francisco. El obispo Mumbiela analiza para ABC cómo será este viaje apostólico del Pontífice.
¿Cómo es la Iglesia católica que el Papa se va encontrar en Kazajistán?
Una Iglesia pequeña pero hermosa. Pequeña en número, pero hermosa en su fe, hermosa en su historia y en su futuro. Lo digo con pasión de madre y de padre. Su historia es hermosa porque es martirial, en la época soviética. Fue un tiempo de fidelidad, de guardar la fe en las familias, de cárceles, de testimonios muy hermosos, tanto de los fieles como de los sacerdotes. Ahora que tanto se habla de sinodalidad, escuchar el testimonio de los fieles laicos que han vivido heroicamente la fe, también es una muestra de ello. Pero también es una Iglesia de presente, con nuevas incorporaciones. Hay cristianos que se van sumando a las comunidades.
¿Y no hay problema con estas conversiones, al ser un país con mayoría musulmana?
No, no lo hay. Igual en alguna familia concreta, de forma puntual. Pero la ley lo permite y no hay ningún problema. Cada cual es libre de profesar una u otra religión. Es más, aquí, al hablar de los derechos de los creyentes, en la ley que regula el aspecto religioso tienen reconocida «la libertad de expresión de los que creen y de los que no creen». El derecho a vivir la fe o el derecho a no vivirla. Es algo muy sensato, porque a veces por el hecho de pertenecer a una etnia o una cultura parece que se vean obligados a profesar una determinada religión. ¿Y si no quieren? Tienen el derecho de no profesar. Aunque yo soy creyente lo veo como muy positivo porque respeta su libertad.
¿Qué expectativas hay en el país con la visita de Francisco?
Se le espera con mucha ilusión. El Papa es visto siempre, aunque no seas católico, como una persona digna de respeto por el papel que juega a nivel internacional. Aunque no tengan la misma fe, valoran que se esté jugando el pellejo por defender la paz, por hablar del amor. Es alguien que sabe pedir perdón, cosa que otros no hacen. Su presencia es un testimonio más que una doctrina y eso llega a la gente.
¿También para los que no son católicos?
Esta misma semana, dos personas que no son cristianas me han pedido ir a ver al Papa en la misa. Una que no conocía de nada se acercó a la capilla donde celebro la misa y me preguntó como podía acudir a la celebración. Me dijo «yo no soy cristiano, pero este acontecimiento no me lo quiero perder, es muy importante y yo quiero estar allí».
¿Cómo se vive la diversidad religiosa en el país?
Kazajistán es un conglomerado de diferentes religiones. En el congreso habrá representantes de muchas religiones y dentro de ellas, de varias ramas. El Papa no viene como uno más. Su presencia es reconocida como la perla preciosa de este encuentro. La labor de la Iglesia católica es importante porque somos los que más promovemos el diálogo interreligioso de un modo desinteresado, y el Papa es el que a nivel mundial más lo promueve. Y no solo entre líderes religiosos, sino a nivel político.
¿Qué pretende conseguir el Papa con este diálogo interreligioso?
Si recordamos su texto, y su gesto, en Abu Dabi, con el imán de Al-Azhar y sumamos su encíclica 'Fratelli tutti', creo que lo que el Papa quiere está muy claro. No se trata únicamente de un diálogo interreligioso para ver qué religión es más verdadera, sino que a través de la religión se transmita al mundo la idea de esa fraternidad.
Es una idea totalmente cristiana. Una cosa es la fraternidad que da una determinada fe y otra, mucho más primaria y original, es la fraternidad entre hombres y mujeres. Eso es lo que hay que fomentar. Toda religión, independientemente de sus coordenadas históricas, debe ir precedida de ese concepto. Además, como decía Benedicto XVI, y no fue escuchado por muchos, ha de estar regida por la razón.
Yo creo que esa es la línea del Papa. Aceptar esa fraternidad universal como principio dogmático antes de la diversidad por la fe. Si avanzamos en ese sentido se mejorarían muchas cosas, de cara a que los fieles de toda convicción religiosa vieran a otros como hermanos. Evitaría las radicalizaciones y supondría la sanación, la purificación interna de la experiencia religiosa. El testimonio que podemos y debemos dar al mundo es que la religión no es problema sino el principio de la solución.
En el encuentro también va a estar muy presente la guerra en Ucrania. En un principio parecía que Francisco se iba a encontrar con Kirill, el patriarca de Moscú, pero éste ha anunciado que finalmente no viajará. ¿Cómo puede ayudar este viaje a la paz en Ucrania?
Francisco insistirá en lo que dice siempre. Está haciendo todo lo posible para mantener esa vía diplomática entre Ucrania y Rusia. Desde el principio el Vaticano está jugando sus bazas diplomáticas por todos los canales posibles. Estar aquí será una de esas bazas. Sé que viene una delegación de Moscú. Kirill no viene pero no pasa nada. Lo importante no es la presencia sino las intenciones. Creo que hay una nueva actitud de ir a ese diálogo, mantener esa presencia, no es un ruptura, es un buen signo. Por ambas partes hay que tener esa actitud, para manifestar que la religión crea lazos de paz y de unidad. Y hay que romper algunos esquemas en beneficio de todos. Cuando hablamos de la guerra, no debemos procurar que gane Rusia o Ucrania, sino que ganemos todos, que es distinto. A veces, por apostar por uno pierden otros.
¿Se darán pasos hacia la paz?
El Papa dice que son hijos unos y otros, son dos hermanos que se están pegando. No son enemigos, son hermanos. Si hablamos de una fraternidad, es una guerra de hermanos, Hasta que no se llegue a esa convicción estamos en mal camino. La presencia del Papa Francisco en este contexto es una llamada especial a dejar abrir la puerta a la esperanza. Demostrar que la religión es camino de paz.