Ultracatólicos en campaña electoral

El problema es que las izquierdas españolas, y no pocas de las europeas, tienen una serie de traumas y prejuicios con la identidad religiosa

El presidente del Parlamento Balear, Gabriel Le-Senne Efe

Durante estos días pasados se ha puesto de moda en sectores y medios de la izquierda calificar a determinados políticos de «ultracatólicos». Ocurrió, por ejemplo, en las informaciones referidas al presidente del Parlamento Balear, Gabriel Le-Senne, o a la presidenta de las Cortes Valencianas, ... Llanos Massó. Está claro que cuando utilizan este mantra, concepto deslegitimador de la capacidad de esas personas para la política institucional, para la construcción del bien común en una sociedad plural, a lo que se refieren es a la familia semántica de lo «ultraconservador» relacionado con la «ultraderecha».

¿Qué significa «ultracatólico» y qué incidencia tiene en la percepción de la propuesta cristiana? Si «ultracatólico» significa defender la vida desde el momento de su concepción hasta su muerte natural, el matrimonio entre un hombre y una mujer, oponerse a las políticas de la ideología de género, a una Ley Trans que trasciende la ayuda terapéutica a personas con disforia de género, considerar una política regulativa de las migraciones desde la dignidad inviolable de cada persona que migra, defender la libertad, también educativa, etc., ¿no estamos hablando de lo católico a secas? ¿No son los obispos los primeros que abogan por estos principios? Quizá los obispos españoles, y por qué no decirlo el Papa Francisco, sean también «ultracatólicos».

El problema es que las izquierdas españolas, y no pocas de las europeas, tienen una serie de traumas y prejuicios con la identidad religiosa. Patologías que se agudizan cuando aparecen políticos en escena con una agenda de propuesta antropológica. Otra cuestión es el modo en que estos políticos dan forma pública a sus creencias o el riesgo de sustituir la experiencia cristiana por la ideología. En este sentido convendría recordar que esta semana, el obispo portavoz de la CEE, monseñor García Magán, a la pregunta sobre la actual situación electoral de España, insistió en que la política es un ámbito propio del laico. «Los clérigos, los obispos, los sacerdotes, no tenemos que estar ahí en ese día a día. Queda a la competencia de todos ustedes», señaló. Si no hay católicos en política, nos lamentamos. Si los hay, los calificamos.

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