Torcer el brazo a Bolaños
Cuando los gobiernos socialistas, tienen algún problema, lo más fácil, no sé si lo más eficaz, es meterse con la Iglesia o convertirla en chivo expiatorio
Obispos y políticas migratorias
El hombre del Papa en España
El presidente de la CEE, Luis Argüello (2i), y el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José Cobo (1i)
Prácticamente un año después de la elección del Papa Francisco –marzo de 2013-, los obispos colocaron a monseñor Ricardo Blázquez en la presidencia de la Conferencia Episcopal Española. Se inauguraba un nuevo tiempo con el final de la denominada era Rouco. Cuando ... el Papa Francisco se encontraba entonces con algún obispo español solía dejar claro que había que sacar a la Iglesia de la refriega política. Sobre las formas que tiene la Iglesia de hacer política como institución prepolítica habría mucho que hablar. Y sobre la defensa de la libertad de la Iglesia ante los gobiernos de Zapatero, que pilotó Rouco, también. Pero qué pasa cuando es la política la que quiere meter a la Iglesia en la pelea.
Esta semana los obispos españoles se han reunido en Asamblea Plenaria extraordinaria, una de las cinco que se han celebrado a lo largo de la historia de este organismo, para aprobar el Plan de Reparación Integral a menores y personas equiparadas en derechos, víctimas de abusos sexuales. Sabedor días antes el ministro de la trinidad ministerial, Félix Bolaños, hombre de indiscutibles obediencias, de lo que iban a hacer los obispos, le escribió una carta a monseñor Argüello en la que venía a decir que el Estado ha de controlar las indemnizaciones de la Iglesia y la forma como se confieren, además de acusarles de «unilaterales».
Lo que dio pie a monseñor Argüello, con su característica habilidad dialéctica, para dejar claro que efectivamente la Iglesia es unilateral porque es libre, porque actúa responsablemente ante lo que le ocurre desde una exigencia moral, no sólo legal.
Lecciones de esta historia. Cuando los gobiernos socialistas, Zapatero y Sánchez, tienen algún problema, lo más fácil, no sé si lo más eficaz, es meterse con la Iglesia o convertirla en chivo expiatorio. Sánchez no sabe de límites en su política. La Iglesia es una institución que se los recuerda. Los obispos, sin pretenderlo, una vez más, le han torcido el brazo a Bolaños como ocurrió antes con las inmatriculaciones. ¿Cuál será la respuesta del Gobierno? ¿La Basílica del Valle de los Caídos, la asignación tributaria? Veremos.