Los obispos, al banquillo en el Congreso
Toca resucitar el relato de la pederastia. Un uso político de un fenómeno que trasciende la Iglesia
Sánchez, perdido en el Vaticano
El exorcista exorcizado
Ángel Gabilondo comparece ante la Comisión Mixta de Relaciones con el Congreso
En el juego de la nueva política relato mata relato. Esta semana el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, estuvo en la Comisión Mixta de Relaciones con el Defensor para presentar su Informe sobre los abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia, y sólo ... en el de la Iglesia Católica. Una cita por sorpresa un año después de que el Gabilondo entregara, el 27 de octubre de 2023, en esa sede, su Informe. Demasiada urgencia coincidente con el incendio general de la corrupción política en el entorno del Gobierno socialista. Toca resucitar el relato de la pederastia. Un uso político e ideológico de un fenómeno que trasciende con mucho a la Iglesia.
Desde que se presentara el Informe en octubre del 2023, las conclusiones y recomendaciones siguen siendo eso, conclusiones y recomendaciones. En este tiempo los obispos españoles han celebrado dos asambleas plenarias extraordinarias dedicadas a esta cuestión; han aprobado un mensaje al pueblo de Dios, y, sobre todo, han puesto en marcha, desde el pasado 9 de julio, el Plan de Reparación Integral a Víctimas de Abusos en la Iglesia (Priva), con la colaboración de la CONFER. Plan que ya está dando sus primeros frutos. Después dicen que el tiempo de la Iglesia es eterno. En esto, los obispos han corrido más que toda la política ejecutiva junta. Por otra parte, ya se ve que aunque la maquinaria de la Iglesia es lenta, cuando hay voluntad coordinada y prioridad inapelable todo el mundo se pone las pilas.
¿Es posible que el Gobierno se haya quedado con las manos cruzadas? Por supuesto que no. Que la Conferencia Episcopal le esté ganando por la mano hizo que Sánchez se fuera a ver al Papa y en su reunión en Secretaría de Estado presionara para que la Iglesia en España entrara en su estrategia de políticas también electorales. Si no ocurriera así, el aviso es claro: constituir una Comisión de investigación en el Congreso, o similar, para que vayan pasando los obispos y adláteres uno tras otro. El precedente de Cataluña está ahí. A la pasarela del Congreso, por no decir al banquillo