Un nuevo San Agustín de las sorpresas
Llamarse León XIV significa hermanarse con el Papa Pecci, quien rompió con la actitud de confrontación de la Iglesia con la modernidad que había enarbolado su predecesor, Pío IX
La Iglesia siempre sorprende, como sorprende el amor, como nos va a sorprender el papa León XIV, cardenal Robert Francis Prevost, un Papa que se ha presentado con tal carga simbólica que resulta fascinante. Un hombre de Francisco sin ser Francisco, ni llamarse Francisco. ... El nombre que elige el nuevo Pontífice es en sí mismo el proyecto. Se presentó con la paz pascual que había dejado en herencia el papa anterior, pero recalcando que es sucesor de Pedro. Utilizó los conceptos 'totem' del tiempo anterior, sinodalidad y encuentro.
Llamarse León XIV significa hermanarse con el Papa Pecci, quien rompió con la actitud de confrontación de la Iglesia con la modernidad que había enarbolado su predecesor, Pío IX. León XIII hizo la primera formulación de la Doctrina Social de la Iglesia, es decir, el desarrollo de la dimensión social de la fe en relación con la dignidad de la persona.
Un Papa misionero. De ahí que no olvidara a su diócesis de Chiclayo (Perú), en la que aprendió a ser obispo. En ese momento en el que se convierte en el obispo de Roma quiso volver a su primer amor episcopal, el amor a la primera Iglesia a la que sirvió.
Su identidad cristiana y episcopal, su teología, está marcada por Agustín de Hipona. Aprendió a ser sacerdote, obispo, y ahora Papa, en la escuela una de las más relevantes personalidades del cristianismo en la historia. Agustín fue un hombre entre dos épocas, entre dos tiempos, incluso entre dos iglesias. El carisma de Agustín es la comunión que se traduce en el servicio. Creó una teología, un lenguaje y una cultura.
Y la última dimensión que quisiera destacar es la de los aspectos de su biografía que han podido ser valorados en las Congregaciones Generales precedentes, que no son el pre-cónclave sino el primer cónclave. Canonista, Superior General de los Agustinos, hábil gestor económico y hasta hace unas semanas prefecto del Dicasterio de los obispos, en el que manifestó que tenía criterio propio incluso ante el papa Francisco. Y, por último, norteamericano. El Papa de las sorpresas para un mundo de incertidumbres y cambios y para una Iglesia asentada en la gramática no de la sospecha sino de la sorpresa.
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