La Iglesia y la degradación democrática en España
La pregunta pertinente es qué están haciendo los obispos españoles, los líderes eclesiales, la Iglesia, ante esta tendencia de la política
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España es una democracia plena, con una puntuación de 8 sobre 10, como Alemania, Australia, Francia, Japón, Canadá, Suiza, Austria o Reino Unido. Sin embargo, últimos estudios demoscópicos apuntan a la pérdida de apoyo de la democracia por parte de los jóvenes en el contexto ... de un proceso de degradación de la democracia generalizado. Las causas confesadas de esa degradación, y la emergencia de sectores con alternativas de liderazgos fuertes, de corte populista y autoritario, radica en el abandono a los ciudadanos ante los problemas reales o las consecuencias de la confrontación en los ámbitos de la cultura partidista. Una confrontación que plantea cuestiones como la comprensión del otro, de la oposición, como un enemigo, no como un adversario; la política de oposición a la oposición en detrimento de la responsabilidad de gobierno o la pulsión por permanecer en el poder a toda costa. Por cierto que, según esos estudios, los votantes del PSOE consideran que no existe tanta degradación democrática. No así piensan los votantes del PP o de VOX.
La pregunta pertinente es qué están haciendo los obispos españoles, los líderes eclesiales, la Iglesia, ante esta tendencia de degradación de la política y de la democracia. Por ejemplo, qué dicen los obispos, o los líderes eclesiales, sobre los intentos de anular una de las bases de la democracia, la división de poderes o de limitar esa división o enturbiarla. ¿En qué medida los obispos, y los líderes eclesiales, están haciendo una formulación de la Doctrina Social de la Iglesia que se convierta en pedagogía social destinada a la regeneración de nuestra democracia? Voy a poner un ejemplo. Hace no muchos días, el profesor Rodrigo Guerra, destacado laico del Vaticano, escribía un artículo sobre la Iglesia y la división de poderes. Argumentaba recuperando el número 44 de la encíclica de san Juan Pablo II, «Centesimus annus», que reivindica «el principio del Estado de derecho, en el cual es soberana la ley y no la voluntad arbitraria de los hombres» frente al totalitarismo. ¿Es aplicable a España?
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