Escándalos en la Iglesia
La lealtad de miles de sacerdotes no es noticia, sí lo es la incoherencia y la contradicción de quienes han podido enarbolar una perfección moral que no tienen
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Iniciar sesiónEl dramático caso del sacerdote de Toledo, hasta hacía poco Vicario del Clero, detenido en Torremolinos por posesión de tusi, la denominada 'cocaína rosa', sustancia frecuente en ambientes promiscuos, ha centrado la atención mediática estos días. La lealtad de miles de sacerdotes no ... es noticia, sí lo es la incoherencia y la contradicción de quienes han podido enarbolar una perfección moral que no tienen.
No se me ocurre deslizar el más mínimo juicio sobre este sacerdote. Lo que le ha ocurrido nos confronta con la libertad. Como decía el fundador de Comunión y Liberación, Luigi Giussani: «No tengáis miedo de juzgar los hechos y los acontecimientos. No tengáis miedo de decir: esto es bueno o esto es malo. No juzguéis nunca a las personas porque solo Dios conoce el corazón del hombre y nadie os ha hecho jueces sobre ellas».
Es innegable que lo ocurrido, sea cual sea su recorrido judicial civil y canónico, en un caso por desgracia no único, tampoco frecuente, ha podido generar cierto escándalo. A estas alturas, después del fenómeno de la pederastia calificado por el obispo Barron como «la obra maestra del diablo», cada vez es más difícil escandalizarse en la Iglesia. Esto no quiere decir que nuestra conciencia esté anestesiada. La autoconciencia de la Iglesia cada día debe permanecer alerta. Atrás quedó el mantra de la impecabilidad, de la sociedad perfecta, que generó un doble fracaso, el de la hipocresía interior y la estéril defensa a ultranza del prestigio de la institución.
La cuestión prioritaria para la Iglesia hoy es cómo generar confianza. Ojo con la cultura que se escandaliza con el mal ejemplo de un sacerdote y está constantemente incitando a la disolución moral. Dios no vino a suprimir el sufrimiento, ni la libertad. No vino ni siquiera a dar una explicación. Vino a llenar la libertad y el sufrimiento de su presencia. Quedan muchas cosas oscuras que aclarar cuando de la conciencia, de la libertad, de la vida de las personas se trata. Pero hay una que no podremos decirle nunca a Dios: Tú no sabes lo que es nuestra libertad.
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