Desplome del número de católicos
Solo el 55 % de los españoles mayores de edad se identificaba como católico
La receta de la Iglesia en política
El concilio y el Papa de la unidad
Pese a que la disminución en la proporción de católicos se da en todos los grupos de edad es especialmente relevante en los más jóvenes
Ahora que estamos inaugurando el pontificado, y los obispos preparan un nuevo Plan de Pastoral de la Conferencia Episcopal Española, convendría que se tuvieran en cuenta los datos sociológicos de la relación entre religión y sociedad que esta pasada semana sintetizó el servicio de ... estudios de FUNCAS. Interesa las tendencias y, sobre todo, el análisis en contexto y su relación con otras variables, también para aminorar los efectos de algunas actitudes que puedan producirse. La primera de ellas, el negacionismo; la segunda, la sobrevaloración; la tercera, la instrumentalización de los números para arrojarlos unos contra otros.
En abril de este año solo el 55 % de los españoles mayores de edad se identificaba como católico, una cifra que dista considerablemente del 90% equivalente registrado en la segunda mitad de los años setenta. A finales de los ochenta y hasta mediados de los noventa se observa una caída que sitúa la identificación católica en el entorno del 80%. Fue en el período entre 2004 y 2023 dónde se produce el mayor descenso de personas que se confiesan católicas. En el último bienio, los datos apuntan a una nueva estabilización en niveles próximos al 55 %.
Pese a que la disminución en la proporción de católicos se da en todos los grupos de edad es especialmente relevante en los más jóvenes. En 2002, el 60% de la población de 18 a 29 años se identificaba como católico, mientras que en 2024 solo lo hacía el 32 %. En cambio, entre quienes tienen 70 años o más, los que se consideraban como católicos pasó del 89% al 77% en el mismo periodo, con una reducción de 12 puntos porcentuales, equivalente a un 14% de la cifra inicial.
Tiempos en los que la realidad demanda que la Iglesia se centre en lo esencial, que abandone toda tentación de reduccionismo en la propuesta y que aglutine todos los medios y recursos. Sin identificaciones extemporáneas con el poder o determinadas formas políticas, además de la necesaria creatividad y de la sorpresa como método. Lo que hace el Papa León XIV.