Jeff Bezos busca crear en España una vacuna para detener las flatulencias de las vacas

Debido a ello y a la preocupación que tiene Jeff Bezos, fundador de Amazon, por salvaguardar la salud del planeta, los investigadores de cuatro centros mundiales entre los que se encuentra la Estación Experimental del Zaidín (EEZ) del CSIC han recibido una donación millonaria de la Bezos Earth Fund. En total, Jeff Bezos ha donado 12 millones de euros entre cuatro instituciones internacionales: 9,8 millones entre el Pirbright Institute (Reino Unido) y la AgResearch (Nueva Zelanda) y 1,2 millones entre la Royal Veterinary College (RVC), (Reino Unido) y el CSIC. ¿El objetivo? poder investigar una vacuna que detenga los gases de estos animales, o al menos su proliferación a futuro.

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Se prevé que el metano de la producción agrícola aumente un 40% para 2050 y para cumplir con los objetivos marcados en el Acuerdo de París sobre el mantenimiento del aumento de la temperatura global en 1,5 grados Celsius, es necesario reducir las emisiones de este gas en un 50%. Sin embargo, hasta la fecha no se han desarrollado soluciones a gran escala que reduzcan estas emisiones.

Ahora, investigadores españoles han abierto otra vía para reducir el metano en la atmósfera. «No se han desarrollado grandes soluciones debido al desconocimiento existente sobre el control inmunológico que el animal ejerce sobre la población microbiana y su actividad», indica el coordinador de la actividad en el CSIC, David Yáñez-Ruiz (EEZ).

Su equipo junto con el Royal Veterinary College va a recuperar una investigación ya iniciada hace 15 años por científicos de Australia y Nueva Zelanda. En su trabajo, buscaban un método eficaz de frenar a las arqueas, unos microorganismos similares a las bacterias que colonizan de forma habitual en el intestino de los rumiantes. «La relación que existe entre el sistema inmunológico del rumiante y su microbioma es extremadamente compleja y describir en detalle cómo se establece esa conexión en las primeras etapas de vida del animal nos va ayudar a entenderla con más detalle», explica.

 Su labor será solo la primera fase de todas las que tendrá el trabajo en equipo de los cuatro centros, de ahí que hayan recibido menos millones que el resto.

Según sus primeras indagaciones, la vacuna podría estar lista en una década, y «solo sería necesario su aplicación una o dos veces durante toda la vida del rumiante para mantener su efecto». Sobre si tocaría también vacunar a las futuras crías, la incógnita está en el aire, pero en un principio lo descartan. «la mayor ventaja es que es una opción viable para todos los países del mundo, y no solo para los adinerados», explica Yáñez-Ruiz, haciendo referencia a que actualmente existen aditivos nutricionales que logran reducir la producción de metano hasta un 30%, pero no están al alcance de todos los ganaderos y mucho menos de todos los países.

«Se tienen que administrar durante toda la vida del animal, lo que acarrea un coste elevado y no puede aplicarse en sistemas ganaderos en los que los animales están pastoreando en extensiones grandes de terreno. El desarrollo de una vacuna representa una ventaja enorme», concluye.