El estudio de los genes de Maria Branyas, la anciana más longeva del mundo, abre la puerta a tratar la vejez como una enfermedad
Las conclusiones del análisis epigenético a la superabuela catalana revelan que vivió 117 años con salud gracias a «un delicado equilibrio entre vejez extrema y longevidad saludable»
Su «privilegiada genética» -poseía 10 variantes genéticas únicas en Europa- la blindó de sufrir cáncer hematológico y enfermedades cardiovasculares y neurológicas
Las células de la superabuela catalana eran 23 años más jóvenes y su microbiota, similar a la de una niña
Los secretos de Maria, la española que se convirtió en la mujer más longeva del mundo
Barcelona
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Iniciar sesiónEl incremento en la esperanza de vida, constante durante los últimos 200 años, se ha estancado. Estudios recientes constatan que las mejoras médicas y sanitarias ya no impactan en la longevidad de los países desarrollados como lo hacían décadas atrás. Actualmente, es el envejecimiento, ... y no la enfermedad, la verdadera frontera de la longevidad. ¿Es posible tratarlo como si se tratara de una patología? Un estudio liderado por el equipo del doctor Manel Esteller, jefe del grupo de Epigenética del Cáncer del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras y una autoridad mundial en epigenética, sobre la genética de la anciana catalana Maria Branyas, que murió a finales de 2024 con 117 convirtiendose en la mujer más longeva del mundo, apunta a que sí.
Los resultados finales del análisis, del que ABC avanzó las primeras conclusiones en marzo de 2024, y que ahora se publican en la revista 'Cell Reports Medicine', concluyen que la biología de los supercentenarios es más compleja de lo que se creía y que la clave podría residir en un delicado equilibrio entre contrarios. «Quienes alcanzan edades supercentenarias no lo logran por un retraso general del envejecimiento, sino gracias a una fascinante dualidad: la presencia simultánea de señales de vejez extrema y de longevidad saludable», apunta Esteller en declaraciones a ABC.
«El estudio nos ha permitido diferenciar entre factores que tienen que ver con ser viejo y otros vinculados a un envejecimiento saludable y eso es muy importante», señala Esteller en declaraciones a ABC.
La asombrosa genética de la mujer más longeva
Esther ArmoraEl científico Manel Esteller adelanta a ABC los primeros resultados del estudio genético de Maria Branyas, que burló una leucemia a la que estaba condenada
El análisis, realizado a partir de muestras obtenidas de forma mínimamente invasiva, adopta un enfoque multiómico mediante el uso de tecnologías genómicas, proteómicas, epigenómicas, metabolómicas y microbiómicas, y constituye el estudio más exhaustivo realizado hasta la fecha sobre una persona supercentenaria.
Se habían adelantado algunas conclusiones sobre el análisis de los genes de esta 'suberabuela catalana' como, por ejemplo, que tenía una edad biológica 17 años inferior a la cronológica, que pese a no tener apenas protección en su ADN (sus telómeros, capuchones que protegen los extremos de los cromosomas eran muy cortos) había esquivado enfermedades graves asociadas a la edad por su privilegiada genética, o que tenía en su microbiota -similar a la de una niña y rica en superbacterias protectoras-, su gran aliada.
Sin embargo, las conclusiones finales nos ofrecen aún más datos para entender el secreto de su «saludable envejecimiento». Por ejemplo, precisan que sus células no eran 17 años más jóvenes sino 23, que poseía 10 variantes genéticas asociadas a una larga vida que tienen pocas personas en Europa, que tenía elevados niveles de cardioprotección, y un bajo nivel de inflamación como consecuencia de su microbiota protectora.
«Aunque el equipo detectó signos inequívocos de envejecimiento, como telómeros muy cortos (los extremos de los cromosomas), un sistema inmunitario proinflamatorio, y una población envejecida de linfocitos B, Branyas también presentaba características genéticas asociadas a la neuroprotección y la cardioprotección, bajos niveles inflamatorios de facto, un microbioma dominado por bifidobacterias beneficiosas y una edad biológica inferior a la cronológica, determinada mediante marcadores epigenéticos«, señalan los autores de la investigación.
«Dado que el envejecimiento del sistema sanguíneo se asocia estrechamente con una mayor incidencia de cánceres hematológicos incurables, como la leucemia y los síndromes mielodisplásicos, los resultados de este estudio sobre supercentenarios podrían ofrecer valiosas pistas para profundizar en la comprensión de estas enfermedades de la sangre y de los pacientes que las padecen», precisa el equipo de Esteller.
«Hemos visto en el estudio que Maria estaba marcada genéticamente para padecer una leucemia mieloide y que tenía una población creciente de células B que la llevaría a padecer una leucemia tipo B en cinco años pero, sin embargo, no padeció ninguna de estas dos enfermedades de la sangre«, explica el investigador.
Contrarrestar los efectos del envejecimiento en la salud
La ausencia de patologías graves convierte este estudio en el primer caso en el que es posible distinguir claramente entre envejecimiento y enfermedad, ofreciendo una visión global de los efectos del envejecimiento sobre el organismo y apuntando, quizá, a formas de contrarrestarlos. Aunque todavía es prematuro vincular características biológicas a hábitos concretos, los investigadores señalan que una alimentación saludable, una red de relaciones estimulante y diversa, y la ausencia de hábitos tóxicos son factores que considerar a la hora de explicar la excepcional longevidad de Branyas.
Con esta visión detallada del envejecimiento extremo, investigadores de todo el mundo podrán comprender mejor este proceso natural y plantear estrategias para abordarlo específicamente, del mismo modo que se trataría una enfermedad. De hecho, ya existen terapias epigenéticas y fármacos diseñados específicamente para combatir la senescencia en el ámbito de la oncología, aspectos que están directamente relacionados con el envejecimiento biológico. Quién sabe si, en el futuro, esas mismas herramientas serán las responsables de reimpulsar de nuevo la estancada esperanza de vida.
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