Las incógnitas sobre las que se trabaja en el caso de las gemelas en Oviedo: acoso online, sufrimiento mental o un reto viral

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Érika Montañés

A pesar de que la tesis del 'bullying' se desactivó muy dentro, el personal del centro expide mucho dolor

Las dudas se tornan mayores a medida que se conocen detalles de la vida de las jóvenes. Integradas, educadas, hablaban el idioma y no habían registrado ningún episodio de acoso escolar. Pronto se desactivó la hipótesis del 'bullying' en el colegio público La Ería, dirigido por Inmaculada Arigita, aunque en el centro todo el mundo es muy reservado porque las dos muertes han ocasionado un grandísimo dolor.

Por eso, que pudieran sufrir acoso online («un muro en el que muchos padres no pueden entrar y que se vive con sufrimiento en silencio por parte de los jóvenes», opina Cristina Sanjuán, experta en violencia infantil de la organización Save the Children), que estuvieran protagonizando algún tipo de reto viral o que tuvieran algún padecimiento o complejo interno que vieron insalvable son las tesis que adquieren fuerza y sobre las que trabaja la Jefatura Superior de Policía de Asturias. Agentes de esta unidad señalan únicamente que siguen trabajando para esclarecer lo sucedido y que desde el primer momento la tesis de una caída accidental o la intervención de terceras personas o que se hubiera ejercido violencia sobre las hermanas fueron descartadas.

Hay dos elementos que han desbaratado a los agentes. Por un lado, encontrar un cuaderno con escenas suicidas de una de las hermanas, no ha trascendido quién. Como tampoco ha trascendido si es la misma joven -Aleksandra o Anastasiia- que se había lesionado con cortes en uno de los antebrazos. La autopsia dio a conocer el pasado 24 de mayo que esas lesiones eran leves y antiguas, según publicó el diario 'La nueva España'.

Sobre esas posibles lesiones de carácter autolítico pesa otra gran pregunta, aún sin resolver. ¿Lo sabían Igor y Olga, los padres de las jóvenes muertas? ¿O la adolescente mantuvo siempre su sufrimiento y pesadillas mentales en silencio, como muchos otros jóvenes que atraviesan con luces y sombras esta etapa de transición de la niñez a la edad adulta?

Lo cierto es que los amigos y familiares de los progenitores aseguran que nada les hacía sospechar de que una muerte tan desgraciada para los padres pudiera suceder. Igor era un hombre muy abierto, que siempre recogía a los niños del colegio y esa mañana de viernes había salido justo a dejar a su tercer hijo, Arsiny, al centro público de La Ería, situado a solo 700 metros de casa. Olga estaba en casa, junto a las otras dos niñas, que siempre se arreglaban, desayunaban y salían solas del domicilio de la calle Facetos, 47, para ir a su clase de sexto de Primaria. Ese día no lo hicieron.

Olga es una mujer «muy entregada, dedicada a sus hijos, educada y reservada», según los vecinos. Las niñas acababan de celebrar hacía solo unos días su duodécimo cumpleaños. Fueron incineradas en el tanatorio de Los Arenales de Oviedo el pasado 21 de mayo.