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Una raya en el agua

Alma de párroco

El liderazgo carismático del principio había dado paso a un cierto aire derrotado, entre la amargura y el cansancio

Tal vez Francisco midiera mal el ritmo de los giros disruptivos a los que suantecesor no se había atrevido

Ignacio Camacho

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EL primer Papa jesuita y argentino resultó más argentino que jesuita. Su experiencia en el Cono Sur le dejó una impronta de sensibilidad social lejana de la profundidad intelectual de los teólogos de la Compañía, a la que le vinculaba, eso sí, la vocación misionera ... germinada hace siglos en la América Latina. Bajo los hábitos pontificios habitaba un párroco barrial acostumbrado a la prédica de cercanía y forjado como eclesiástico en un ambiente de hegemonía política populista. Cuando fue elegido renunció a habitar el Palacio Apostólico y se trasladó a la vecina Casa de Santa Marta, cuya austeridad decorativa acompasaba mejor con su estilo de vida. El mismo que quiso imprimir a una Iglesia que se le antojaba demasiado acomodaticia, distante de las gentes sencillas, aquejada de un déficit de confianza y de empatía.

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