Un hotel de lujo para perros en el aeropuerto de Roma con spa y aromaterapia
La adopción de perros se alza como una elección de compañía y afecto frente a la precariedad laboral y la falta de ayudas para los jóvenes y la caída en la tasa de natalidad
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Corresponsal en Roma
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Iniciar sesiónEn el aeropuerto Leonardo da Vinci en Roma, un hotel de lujo para perros refleja un fenómeno cada vez más visible en Italia: el lugar central que han pasado a ocupar los animales de compañía. «Buscamos ofrecer a los perros la mejor experiencia posible«, ... afirma Roberto Tortorella, director de 'Dog Relais', quien inauguró la primera estructura de este tipo en un aeropuerto italiano en julio pasado. Más que un mero negocio, es el espejo de una nueva forma de entender la familia, el afecto y la compañía, con las mascotas como protagonistas.
Una paradoja italiana se refleja en la proliferación de animales de compañía: El índice de natalidad se desploma, pero el auge de las mascotas es imparable. El fenómeno, conocido popularmente como 'perrihijos', se extiende cada día más. El 'Dog Relais' de Fiumicino, con su spa, aromaterapia y videollamadas para perros, es el síntoma más visible de la transformación en la relación entre italianos y animales de compañía.
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«En los últimos 10 años, los perros o gatos se han convertido en un miembro más de la familia», asegura Tortorella. En 2023, Italia registró apenas 379.000 nacimientos, un 3,4% menos que el año anterior, lo que marca un mínimo histórico. Frente a este invierno demográfico, hay casi 9 millones de perros y más de 10 millones de gatos que ya forman parte de la vida cotidiana de los italianos.
El contraste es llamativo: en ciudades como Padua, los censos caninos ya superan al número de niños menores de 14 años. «Seguramente aquí hay más animales que niños», admite Marco Dainese, fundador de Dogland, un parque temático para perros a las afueras de la ciudad.
La «sustitución afectiva»
Los italianos no escatiman en cuidados para sus animales. El mercado superó los 6.800 millones de euros en 2022, según la consultora Nomisma. Los servicios se han sofisticado hasta límites insospechados: el 'Dog Relais' de Fiumicino ofrece tres categorías de alojamiento, con precios que van desde los 40 a los 60 euros por noche, incluyendo webcam para que los dueños vean a sus perros y camas especiales. Se han traspasado límites inimaginables hace poco tiempo.
La senadora Michaela Biancofiore protagonizó un gesto simbólico al conseguir permiso para llevar a su perra Puggy, una carlina de 12 años, al despacho del Senado. «Trabajo aquí de la mañana a la noche y el perro no puede estar solo todo el día», explicó. Aunque para muchos fue una anécdota, su acción sentó un precedente político. De hecho, el Gobierno de Giorgia Meloni ha comenzado a asignar 250.000 euros anuales a un «bono para animales». Es una ayuda a los jubilados con ingresos limitados y, recientemente, se han endurecido las penas por delitos contra los animales.
El debate social
No todos aplauden esta nueva centralidad de los animales. El Papa Francisco fue muy crítico: «Las parejas de hoy no quieren tener hijos, pero tienen dos perros y dos gatos. Por lo tanto, la civilización se hace más vieja e inhumana», dijo en una audiencia general. Esta reflexión del pontífice desató una fuerte controversia. Sin embargo, la percepción pública en Italia es otra. Según una encuesta de Ipsos, el 75% de los italianos rechaza la idea de que los animales sean responsables del desplome de la natalidad, y un 63% asegura que un animal nunca podrá sustituir a un hijo. Los expertos en demografía insisten en mirar más allá.
El problema no está en los perros ni en los gatos, sino en la precariedad estructural que afecta a los jóvenes. El Instituto Toniolo lo resumió en un informe de 2023: el 83% de los italianos menores de 35 años declara no atreverse a tener hijos por la incertidumbre laboral. A ello se suman los altos costes de la vivienda, la educación, la falta de guarderías accesibles y unas políticas de conciliación insuficientes. «En Italia, quienes no desean tener hijos son libres de no tenerlos, pero quienes sí los desean hoy no son libres de tenerlos», advertía Gigi De Palo, presidente de la Fundación para la Natalidad.
En este contexto, adoptar un perro o un gato se convierte en una elección más viable: ofrece compañía y afecto sin el compromiso económico y vital de criar a un hijo. Además, los beneficios emocionales son claros: el 84% de los dueños afirma que mejora su salud mental y el 62% dice que disminuye su estrés, según la American Psychiatric Association. «Un perro no te traiciona», resume un empleado del 'Dog Relais' de Roma.
De «dueños» a «cuidadores»
El cambio cultural es tan profundo que se refleja incluso en el lenguaje. La veterinaria Stefania Acquesta propone sustituir la palabra «dueño» por «cuidador», para subrayar la responsabilidad afectiva hacia los animales. Los datos lo respaldan: según el informe Assalco-Zoomark de 2022, el 79% de los italianos considera a su mascota un miembro de pleno derecho de la familia, y el 85% la involucra en su vida diaria. No obstante, algunos especialistas advierten de los riesgos de humanizar a los animales más allá de lo razonable. Mientras tanto, los demógrafos recuerdan la magnitud del desafío: «Si en breve no se invierte la tendencia, en 2050 la edad media de los italianos será de 75 años y habrá más mascotas que niños», alerta Alessandro Rosina, profesor de la Universidad Católica de Milán.
La paradoja, por tanto, no está en elegir entre hijos o animales, sino en que Italia aún no ha encontrado cómo garantizar a los jóvenes la libertad de formar una familia. El fenómeno de los hoteles para perros, la entrada de mascotas en el Senado y el auge de servicios de lujo para animales son, en el fondo, un espejo: reflejan una sociedad que busca afecto y compañía, en un país donde cada año nacen menos niños.
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