Una hora y media de violencia en la tercera noche en vela de Torre Pacheco: «Viene gente de fuera a pegarse con críos»

La expectación va creciendo conforme avanza la tarde en la zona, donde se congrega un numeroso grupo de jóvenes marroquíes. «Queremos paz, pero no podemos quedarnos parados mientras vienen a apalearnos. Estaremos esperándolos si vienen», cuenta uno a ABC. No quieren identificarse. Son chavales con la cara tapada con pasamontañas y mascarillas que se acaban dispersando pasadas las diez de la noche, cuando son exhortados a ello por vecinos del barrio de mediana edad. «Cada uno a su casa», exclaman. «Estos chicos han crecido aquí. Conozco a sus padres. Llevo 27 años en este pueblo. Aquí vivimos bien. Tenemos hijos, familias… Viene gente de fuera, de 40 o 50 años, a pegarse con críos de 16», lamenta uno de los mediadores. Tampoco quiere decir su nombre ni aparecer en televisión. El miedo a verse señalado, justifica, se lo impide. El grupo desaparece, pero el dispositivo policial continúa.

El local de alimentación y la peluquería que quedan abiertas ya han cerrado. En el interior de la cafetería contigua, diez hombres siguen el partido de fútbol entre el PSG y el Chelsea ajenos a lo que ocurre fuera. Abdelali, dueño de una tienda en la misma rotonda que ahora está tomada por decenas de coches policiales, se queja de que los altercados le han obligado a bajar la persiana de su negocio por si se lo destrozan, con el consiguiente perjuicio económico.

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La «calma tensa» -así define la situación el alcalde de Torre Pacheco, presente en el lugar se rompe con el ruido de las sirenas de un coche de la Guardia Civil a las 22.56 horas. «Viene un grupo de cincuenta», advierte un agente. Ultras armados con bates han entrado al municipio y han destrozado la terraza y el interior de un kebab en la Avenida de Roldán, a diez minutos a pie de la 'base' del operativo. Los agentes del Grupo de Reserva y Seguridad se ponen las protecciones bajo la atenta mirada de los medios de comunicación y de aquellos que, desde sus balcones y terrazas, asisten en directo a una intervención difícil.

Veinte minutos más tarde, con una 'barricada' de contenedores volcados formada en medio de la calle, el grupo contrario -el de los migrantes- se rearma y empieza a lanzar botellas de cristal o macetas hacia los antidisturbios que intentan encapsularlos en las calles del barrio con un objetivo finalmente cumplido: que no lleguen a enfrentarse con sus rivales y el municipio vuelva a convertirse en un escenario de guerra.

«Metanse dentro de la casa. Todo el mundo a su casa», repite gritando un policía a los curiosos que salen de las viviendas al paso de los agentes. «Se han metido en el colegio», avisa otro. Divididos en pequeños grupos al huir, se producen ya las primeras detenciones. En total, seis, que se suman a las dos del día anterior.

Tras una hora y media de persecuciones entre cristales rotos, la tensión disminuye y los efectivos vuelven al punto inicial del operativo. Las autoridades informan de que los heridos –sin concretar el número- no requieren hospitalización. Son las 00.30h y en Torre Pacheco, quien puede, duerme. El silencio empieza a reinar. Las rondas policiales continúan y los pocos pachequeros que siguen en la calle lo que está pasando expresan su temor a las protestas convocadas para los próximos días. No quieren que esta sea su nueva normalidad.