La hija de un matrimonio que falleció en una residencia: «Mis padres murieron solos, encerrados en una habitación»
María Villanueva pide que se asuman las responsabilidades y denuncia la falta de transparencia en las cifras de muertes
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Madrid
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Iniciar sesiónMaría Villanueva Sanz recuerda bien la última vez que vio a su padre. Empezaba a circular con fuerza el coronavirus en nuestro país y las visitas en las residencias de mayores comenzaban a estar prohibidas. Un domingo logró entrar en el centro ... madrileño en el que residían sus progenitores para llevarles ropa limpia y comida, pero solo pudo encontrarse con su padre, ya que la residencia ya había restringido los encuentros.
La última imagen que guarda de él es entrando en el ascensor portando la ropa limpia y comida que ella misma había llevado.
Su madre murió el 6 de abril de 2020. Su padre, el 8, dos días después. Desde la última vez que pudo verlo hasta el fallecimiento pasaron semanas en las que el contacto fue cada vez menos frecuente. Al principio, hablaban por teléfono, pero un día recibió la llamada de una enfermera comunicándole que su padre tenía fiebre y llevaba días sin ganas de comer.
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«No volví a hablar ni con una enfermera ni con un médico. Me llamaba de vez en cuando la fisio y me decía cómo estaban. Les pedía que lo llevasen al hospital, que quería hablar con un médico y me decían que me llamarían de vuelta, pero nada», denuncia en conversación telefónica con ABC con la voz entrecortada por el llanto.
Con los días pasando y sin poder contactar con la residencia en la que se encontraban sus padres, estaba convencida de que su progenitor estaba contagiado. El 6 de abril, sin embargo, la llamaron para comunicarle que su madre había muerto. «El palo fue de no entenderlo porque yo estaba convencida de que mi padre lo tenía, pero de mi madre no sabía nada», cuenta.
Al día siguiente, en su cumpleaños, la llamada fue para comunicarle que iban a sedar a su padre y 24 horas después falleció. «Estaban los dos encerrados en la habitación, murieron solos. Les había pedido mil veces que llevaran a mi padre al hospital, pero no lo hicieron», critica.
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La falta de transparencia, dice, es indiscutible. De hecho, en los partes de fallecimiento de sus padres —que obtuvo gracias a la funeraria y no por la residencia— pone parada cardiorrespiratoria. Solo en el de su padre pone posible coronavirus. Su esperanza ahora, tras la orden de Fiscalía para investigar los fallecimientos den los centros de mayores, es que los responsables de la falta de atención hospitalaria de sus padres asuman sus errores: «Quiero que pidan perdón y dejen sus puestos».
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