El Gobierno da luz verde a la especialidad de Medicina de Urgencias y Emergencias

El período de formación de la citada especialidad será de al menos cuatro años, dos de los cuales serán comunes a la formación de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria. De hecho, los profesionales que lleven al menos cinco años ejerciendo en una de las dos especialidades podrán obtener también la otra mediante una prueba de evaluación y un período formativo, tal como ha señalado la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

El Real Decreto regula además el acceso extraordinario a la especialidad para determinados casos en los que se cumplan requisitos de experiencia y formación. Por una parte, habrá un acceso directo al título de especialista en urgencias para aquellos profesionales que acrediten haber trabajado en los servicios de urgencias durante un mínimo de cuatro años y dentro de un margen de los siete últimos años hasta la entrada en vigor de la norma.

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Elena Calvo

Por otra, se contempla también el acceso al título tras la superación de una prueba práctica para aquellos médicos que acrediten haber trabajado en estos servicios entre dos y cuatro años de los últimos cuatro antes de la entrada en vigor del Real Decreto. Esta prueba se aplicará también para aquellas personas interesadas en obtener esta especialidad que estén actualmente formándose en otra, así como para aquellas que inicien el MIR una vez haya entrado en vigor este decreto y lo finalicen antes de que termine la primera promoción de especialistas en Medicina de Urgencias.

Esta prueba práctica consistirá en el análisis de tres casos clínicos relacionados con el perfil profesional de Medicina de Urgencias basándose en el programa formativo de la especialidad.

La creación de una especialidad de urgencias era una reclamación histórica de los médicos que ejercen en estos servicios. «Viene a cumplir una reivindicación histórica», señala José Ramón Casal, portavoz de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), que celebra además que el título garantizará que los profesionales de urgencias tengan una formación «reglada y estructurada». También la Organización Médica Colegial ha celebrado la medida.

Los médicos de familia, por su parte, defienden que las urgencias y emergencias extrahospitalarias deben seguir siendo de Medicina de Familia, pues «la gran mayoría de los médicos que trabajan en urgencias en la actualidad son especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria a través del MIR», destaca la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) en un comunicado.

En el mismo manifiestan su temor a que esta nueva especialidad repercuta negativamente en la formación de los profesionales de Atención Primaria. «Pedimos que el programa formativo de esta nueva especialidad no obstaculice ni interfiera en la formación de los residentes de Medicina de Familia», remarcan. Consideran asimismo que los programas formativos de ambas especialidades deberían ser independientes. «Nos oponemos a aquellas medidas que puedan interferir en esta formación y exigimos que se aprueba el nuevo Programa de la especialidad, del que ya se aportaron alegaciones», lamentan.

Pero para los médicos de urgencias el hecho de compartir con Familia parte de su formación no supone un problema. «Nos parece correcto. Son dos especialidades completamente distintas. Quien quiera aspirar a Familia hará Familia y quien quiera Urgencias, Urgencias. Se habla un poco de competencias comunes, pero cada uno las tendrá que adquirir en su ámbito», remarca Casal.

Por su parte, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC) cree imprescindible que se reconozca el trabajo de los médicos de Familia en los servicios de urgencias y habla de una «conexión natural» entre ambas especialidades «que, a partir de hoy, deben trabajar más coordinadamente que nunca». Pero el nuevo título, defiende en un comunicado, «no debería implicar, en ningún caso, ni una reducción de la inversión en el resto de los ámbitos asistenciales y todavía menos una descapitalización de especialistas o de futuros especialistas en el conjunto de ámbitos del Sistema Nacional de Salud en los que se halla presente la Medicina Familiar y Comunitaria, sobre todo en Atención Primaria».