Gisèle Pelicot se encara con sus violadores: «Es el juicio de la vergüenza y la cobardía»

Grave, serena, solemne, impecable, la señora Pelicot, de 71 años, concluyó sus declaraciones ente el Tribunal de Avignon con esta sentencia moral: «Hemos asistido al proceso de la cobardía, de la vergüenza. La sociedad debe cambiar su mirada hacia la violencia sexual y el machismo patriarcal».

Horas más tarde, el esposo hizo una revelación y una confesión inquietantes: «Fui violado a los 9 años. Al llegar a la edad adulta, mi fantasma era someter a mujeres insumisas».

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Juan Pedro Quiñonero

El proceso comenzó el 2 de septiembre pasado. Durante dos meses y medio, cuarenta y nueve del centenar de hombres que violaron una o varias veces a Gisèle Pelicot, durante una década, prestaron declaraciones entre el cinismo, el horror y la cobardía, asumiendo en distinta medida violaciones organizadas por el marido.

El lunes, David, uno de los tres hijos de los esposos Pelicot, declaró dirigiéndose a su padre: «Si te queda algo de humanidad, di la verdad sobre lo que le hiciste a mi hermana y a mi hijo». David está convencido de que su madre no fue la única víctima y que su padre violó también a su esposa y a su hijo. Carolina, la hija, también había repetido, poco antes: «Sospecho que mi padre me violó, como hizo con mi madre».

En su día, al principio del histórico proceso, Gisèle Pelicot deseó personalmente que las sesiones fuesen públicas, pidiendo que se dieran a conocer las grabaciones de su esposo, «inmortalizando», con su teléfono y una cámara vídeo, las sesiones de violación de un centenar de desconocidos, de los 17 a los 74 años, de muy diversa profesión y origen.

Esas sesiones descubrieron el horror más absoluto, grabado por el organizador de las sesiones de violación de su esposa. Tras esa experiencia, única y excepcional, Gisèle Pelicot declaró: «He escuchado muchos horrores, mentiras, cosas inaceptables. Se han dicho sobre mí mentiras horrorosas… Algunos violadores aseguraban no saber lo que pasaba, cuánta miseria. «Para mí, continuó la señora Pelicot, este proceso es el de la cobardía, cobardía inaudita. Todo se ha dicho. Ha llegado el momento en que esta sociedad patriarcal y machista cambie su mirada por la violación, la violencia sexual contra las mujeres».

Era uno de los momentos álgidos del proceso, a la espera de la última declaración del marido. Desde hace semanas, Gisèle Pelicot figura en el panteón de las grandes heroínas de todas las causas femeninas, dando muestras de una valentía muy fuera de lo común. Y se han multiplicado los testimonios de solidaridad y simpatía, nacional e internacional.

Asumiendo el cansancio, el hastío, el horror, el dolor más íntimo y profundo, la señora Pelicot hizo su balance íntimo y público de su tragedia. Un esposo caído en el abismo de los horrores más espantosos del alma humana. Y una sociedad que descubre esa tragedia inmensa, invitando a una toma de conciencia.

Tras las declaraciones de su esposa e hijos, Dominique Pelicot intervino ante el Tribunal, justificando sus actos con una infancia dura: «No se trata de excusas, si no de hechos: fui violado cuando tenía 9 años». También aseguró que jamás tocó a sus hijos y nietos.