Los fumadores festejan y los médicos ponen el grito en el cielo: las dos caras de la legalización del cannabis en Alemania

El ambiente era difícilmente respirable, Dos mujeres, con diademas desde las que se elevaban un par de orejas de liebre, ofrecían sospechosos pastelillos de su canasta de Pascua. «Por fin podemos mostrarnos, ya no tenemos que escondernos», se felicitaba Henry Plottke, miembro de la Asociación Alemana del Cáñamo (DHV), mientras ofrecía canutos gratuitos a los viandantes.

En otros puntos de la ciudad, como sobre el Puente de Varsovia, la celebración adquirió tintes más reivindicativos, en una concentración que, a diferencia de la anterior, no había sido legalmente registrada ante la policía. «Ninguna prohibición falsa dura para siempre», explicaba un activista, «la esclavitud ha sido abolida, las mujeres pueden votar, los homosexuales pueden casarse y la ley de drogas también será revocada, y este ha sido el primer paso«.

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Rosalía Sánchez

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El cannabis legal es entendido por este colectivo como la cuña que abrirá paso a la legalización del resto de las drogas. Su consumo supone una reliquia, en comparación con las sustancias de moda en la capital alemana, desde la cocaína y el speed, que ha aumentado un 58% en los últimos 5 años, o la metanfetamina, hasta el más reciente aumento del GHB/GBL y el crack. «Seguiremos luchando para poder meternos libremente lo que queramos, ahora ya sabemos cómo conseguirlo«, presumía uno de los consumidores.

La legalización de la marihuana era una tarea pendiente de la 'coalición semáforo', liderada por el socialdemócrata Olaf Scholz y compuesta también por liberales y verdes, que ha encontrado gran resistencia en el sector médico y de protección a la infancia.

El ministro de Sanidad alemán, Karl Lauterbach, ha justificado que «estamos poniendo fin a una política de prohibición fallida: a partir de ahora, estamos combinando una alternativa real al mercado negro con una mejor protección para los niños y jóvenes». El ministro de Justicia, Marco Buschmann, espera que se alivie la carga que pesa sobre el poder judicial y la policía, «que podrán perseguir delitos aún más relevantes».

Actualmente existen más de 100.000 procesos penales contra consumidores de cannabis en Alemania que quedarán suspendidos. Desde hoy está permitido fumar marihuana o hachís. Cualquier persona mayor de 18 años puede almacenar hasta 50 gramos en casa y llevar un máximo de 25 gramos al exterior.

Ya sólo está prohibido el consumo en parques infantiles, escuelas, instalaciones deportivas, incluidos estadios de fútbol, instalaciones para niños y jóvenes y a la vista de ellos, es decir, a menos de 100 metros en línea recta de la zona de entrada. Pero estas limitaciones resultan irrisorias para el criterio médico.

El presidente de la Asociación de Médicos alemanes, Klaus Reinhardt, ha pedido a los estados federados que detengan la aplicación de la ley y convoquen un comité de mediación. Especialistas en psicoterapia y psiquiatría han reiterado sus críticas y subrayan que el límite de edad de 18 años previsto por la ley era demasiado bajo, porque a esa edad todavía se están desarrollando importantes redes de conexiones neuronales. A esta edad, el desarrollo del cerebro aún no está completo y el consumo regular de cannabis puede causar daños irreparables, advierte la Sociedad Alemana de Psiquiatría y Psicoterapia, Psicosomática y Neurología.

El comisionado de drogas y adicción del gobierno federal, el socialdemócrata Burkhard Blienert, ha pedido al gobierno que implemente pruebas modelo para el comercio del cannabis. «Con el primer paso sólo estamos creando mejoras para los consumidores habituales. Pero ahora es absolutamente necesario redondear las cosas y decidir sobre proyectos modelo como segundo pilar. Sólo así podemos garantizar que los usuarios ocasionales puedan consumir de forma segura», ha dicho, y ha solicitado que se prohíba estrictamente la publicidad en comercios autorizados y la creación de modos de control para garantizar que sea respetada la protección de los niños.

La 'coalición del semáforo' había planeado inicialmente combinar la legalización parcial, vigente desde el lunes, con la liberación del comercio, pero la Unión Europea ha obligado a prescindir del segundo punto. Ahora se han anunciado como segundo pilar experimentos modelo limitados a nivel regional y con respaldo científico. Sin embargo, aún no se han introducido los cambios legales necesarios, por lo que la entrada en vigor puede conducir a cierto nivel de caos. La Asociación de peatones ha hecho ver, por ejemplo, que queda despenalizada la conducción bajo los efectos de la marihuana.

Actualmente, el párrafo 2 del artículo 24a de la Ley de Tráfico por Carretera (StVG), afirma: «Toda persona que conduzca un vehículo de motor en el tráfico rodado bajo los efectos de una sustancia estupefaciente mencionada en el anexo de esta disposición es culpable de una infracción administrativa«, en ese anexo, además de la cocaína y la morfina, se incluye por ejemplo el tetrahidrocannabinol (THC), pero no el cannabis, sustancia de la que el tráfico estaba protegido solamente a través de la prohibición generalizada de su consumo.

La Asociación Alemana de Profesores tambien teme las consecuencias negativas de la legalización. «Además del aumento del riesgo de psicosis en los jóvenes, el consumo de cannabis en particular puede llevar al hecho de que la escuela, el material de aprendizaje y el futuro profesional posterior ya no se perciban como importantes», señala su presidente, Stefan Düll, «en muchos casos, esto lleva al hecho de que los afectados todavía están físicamente presentes en clase, pero ya no están mentalmente involucrados en lo que se hace allí, y en algunos casos también conduce a un aumento del ausentismo». «La ilegalización envía una señal equivocada sobre la inocuidad del consumo de cannabis», insiste. Según la asociación, lo más probable es que conduzca a un mayor consumo incluso en los grupos de edad que realmente deberían protegerse.