Las fronteras de Ceuta y Melilla con Marruecos se controlarán en mayo con reconocimiento facial

El sistema funcionará en todos los pasos fronterizos 'calientes' que tiene la Unión Europea

Empleados de Thales prueban uno de los 'kioskos' que se instalarán en las fronteras Guillermo Navarro

A través de unos puestos de control manual, el nuevo sistema de seguridad que tiene previsto implantar la UE reconocerá las caras de los viajeros de fuera del espacio Schengen que quieran entrar en países de la Unión por tierra, por aire o ... por mar, para evitar, de esta forma, un mayor control en las fronteras.

La tecnología, llamada 'entry-exit', iba a implantarse a mediados de este año pero se ha ido retrasando. Fuentes del Ministerio del Interior, han explicado que «España en la actualidad cuenta con 81 fronteras exteriores: 44 aeropuertos, 33 puertos y cuatro fronteras terrestres, que sumados al gran número de turistas de nuestro país hace que el proyecto sea complejo. Aun así se prevé que la entrada de la operación sea en mayo de 2023».

Mientras llega ese momento, la empresa que lo desarrolla ultima los detalles. «Es un sistema autónomo», explica Miguel Mendoza, portavoz y manager de Thales España, mientras señala el aparato y explica a ABC su uso. «Una vez registrados los datos biométricos en la frontera, los manda a una base de datos común de la Unión situada en Estrasburgo. La puerta se abrirá de forma automática en algunos de los casos, en otros se pasara a otra puerta vigilada por policías, depende de la infraestructura de cada frontera», añade.

Thales España es la empresa que ha desarrollado el software y hardware necesario para este sistema de seguridad biométrica. «Es un cambio de paradigma». Desde la compañía aseguran que este nuevo método ahorrará tiempo al policía al aportar un sistema rápido y que no compromete la seguridad.

En primer lugar, el viajero debe aportar su documentación al dispositivo, que luego hará un reconocimiento facial. Para ello, debe situarse frente a la cámara vertical que acompaña al 'kiosco' y que analiza sus facciones. En caso de que exista alguna discrepancia con los datos, también pedirá al viajero cuatro de sus huellas dactilares, que deberán colocarse en unos sensores con 'leds' verdes. Durante el proceso, la máquina pregunta el idioma en el que se desea usar en la operación, y realiza un pequeño cuestionario que ahonda en los motivos del viaje (turismo, trabajo, etc.)

El sistema también puede pedir la lectura de la huella dactilar, si la facial no es concluyente Guillermo Navarro

En España, durante el año 2021, ya se realizó un proyecto piloto, entre la Agencia Europea Frontex y la policía española de la Línea de la Concepción, en donde se desplegaron 'kioscos' y puertas inteligentes. Los datos recogidos han sido de gran ayuda para el resto de países que preparan la logística del sistema. «Al principio habrá colas, porque se tendrán que adaptar al sistema tanto los usuarios, como los operarios/policías que tendrán que aprender a usarlo», apunta Mendoza, que, a pesar de ello, considera que a medio y largo plazo el proceso será más ágil.

El sistema ha sido creado para controlar a viajeros extracomunitarios que quieran entrar en la Unión Europea por fronteras consideradas 'calientes', como el Canal de la Mancha, o las de Ceuta y Melilla. La delegada del Gobierno de esta ciudad autónoma ya anunció hace unos meses que el sistema se implantaría en sus pasos fronterizos.

Sietema antifraudes

El sistema cuenta con la tecnología más avanzada. El ordenador base que se esconde en su interior está conectado a las luces led y a cuatro cámaras 4K, una destinada a la seguridad y el resto al reconocimiento facial biométrico. Además lleva incorporada una batería que permite que siga funcionando en caso de apagón. Los desarrolladores han dotado a 'Entry-exit system' con una inteligencia artificial que permite evitar fraudes. «Esta máquina no comete fallos, no es sobornable», se enorgullece Mendoza.

El responsable de Thales asegura que la herramienta «soporta bien el paso del tiempo», reconocerá las caras aunque éstas cambien con el devenir de los años y la llegada a la vejez. Cuando algo no 'cuadra', da una alarma, que llega directa al puesto de control, donde un policía sabrá que hay un error. «El más común es la desmagnetización del chip del pasaporte, en ningún caso se dará una alarma sonora, el usuario no sabrá hasta que llegue a la puerta que no ha superado los requisitos para pasar la frontera», explica Mendoza. El sistema evita tanto el engaño del usuario como el del que lo controla.

También detecta fraudes como el intento de poner un cartel o una pantalla con otra cara frente a la cámara. Su único talón de Aquiles son las operaciones estéticas: «son un problema», reconocen desde Thales. Como solución, el sistema se complementa con el reconocimiento de huellas dactilares, por lo que sería muy difícil burlar su seguridad.

Derecho a la intimidad

Los sensores biométricos comenzaron a utilizarse en dispositivos electrónicos como teléfonos móviles capaces de autorizar pagos y desbloquear las pantallas de los dispositivos. En los últimos años el uso del reconocimiento facial se ve con recelo. Desde 2018, la ciudad china de Shenzhen utiliza en el metro esta tecnología como forma incluso de pago, lo que produjo quejas de activistas que denunciaron que podía poner en compromiso la privacidad de los ciudadanos.

Para Adam Ni, investigador chino de la Universidad Macquarie en Sydney, «existe un gran riesgo de que el Estado [chino] pueda utilizar estosdatos para sus propios fines como la vigilancia, el seguimiento de disidentes políticos, el control de las redes sociales y de la información, así como de los perfil étnicos o, como en el caso de los uigures en Xinjiang, incluso para implantar un sistema vigilancia policial predictiva».

El uso de esta tecnología preocupa en países no democráticos o no. Actualmente Irán planea utilizar el reconocimiento facial para hacer cumplir con su nueva ley sobre el hiyab. En el marco de la guerra de Ucrania, la empresa estadounidense Clearview AI está prestando sus servicios al gobierno de Zelenski de forma gratuita con datos faciales de sus enemigos rusos.

Un reciente trabajo publicado en 'Scientific Reports', que identifica aplicaciones de procesamiento facial que deberían prohibirse, limitarse y autorizarse, asegura que el uso del reconocimiento biométrico en fronteras supone un riesgo bajo. No hay peligro si se compara con otras aplicaciones, algunas más inseguras para los derechos fundamentales, como el seguimiento con drones, los análisis demográficos o la personalización de anuncios.

Aena puso en marcha en 2019 en el aeropuerto de Menorca una prueba para instalar este sistema de identificación en autoembarques. Fue la primera vez que se dispuso de este tipo de tecnología en un aeropuerto español.

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