Francisco reza ante la tumba del primer Papa que renunció

Francisco ha viajado en helicóptero a esta ciudad, situada a unos 120 kilómetros de Roma, un día después de haber creado a 20 nuevos cardenales, entre ellos al español Fernando Vérgez Alzaga, y un día antes de que arranque en el Vaticano el Consistorio, de los días 29 y 30 de agosto, para analizar la aplicación de la nueva Constitución del Vaticano, Predicate Evangelium.

Tras ser recibido por las autoridades de la ciudad, el Papa se ha dirigido a la catedral L'Aquila, que aún muestra las heridas provocadas por el devastador terremoto del 2009 en el que fallecieron 309 personas.

El pontífice ya se presentó por sorpresa en las ruinas de Amatrice, otra ciudad arrasada por un sismo en el 2016. Y es que cada vez que se desperezan los Apeninos, Italia lo paga con muertos y destrucción de su patrimonio. Los registros históricos de los seísmos comenzaron en Italia a principios del siglo XX y, desde entonces, han dejado más de 40.000 cadáveres además de cuantiosos daños materiales y artísticos.

Han pasado 13 años, pero el día que tembló la tierra en L'Aquila constituye una tragedia todavía latente ya que de las 70.000 personas que perdieron sus casas a causa de su destrucción total o parcial, muchas todavía no han recuperado su vivienda.

Tras la visita privada a la catedral, el pontífice ha saludado uno por uno a los familiares de las víctimas del sismo en un emotivo encuentro. Después en la misa, ha elogiado su «resiliencia». «Las palabras no son suficientes para calmar el dolor«, ha reconocido el Papa. «Os agradezco vuestro testimonio de fe: a pesar del dolor y el desconcierto, propios de nuestra fe de peregrinos, habéis fijado vuestra mirada en Cristo, crucificado y resucitado, que con su amor ha redimido el dolor y la muerte del sinsentido», ha añadido en la homilía.

El pontífice ha alertado frente a los «terremotos del alma» y ha expresado «que te pone en contacto con tu propia fragilidad, tus propias limitaciones, tu propia miseria». Del mismo modo ha lamentado también que «con demasiada frecuencia la gente cree que vale según el lugar que ocupa en este mundo» pero ha advertido que «el hombre no es el lugar que ocupa, sino la libertad de la que es capaz y que manifiesta plenamente cuando ocupa el último lugar, o cuando se le reserva un lugar en la Cruz». Para el Papa «el cristiano sabe que su vida no es una carrera a la manera de este mundo, sino una carrera a la manera de Cristo, que dirá de sí mismo que ha venido a servir y no a ser servido».

«Mientras no comprendamos que la revolución del Evangelio reside en este tipo de libertad, seguiremos siendo testigos de guerras, violencia e injusticia, que no son más que el síntoma externo de una falta de libertad interior. Donde no hay libertad interior, se abren paso el egoísmo, el individualismo, el interés propio y la opresión», ha dicho el Papa.

Poco antes de abrir la puerta Santa con la que se ha dado comienzo al jubileo Celestiniano, el pontífice ha recordado el sufrimiento del pueblo de Pakistán y de Ucrania. Durante el ángelus de este domingo, ha recordado que Pakistán que en las últimas horas se ha visto afectado por las inundaciones «de proporciones desastrosas». «Rezo por las numerosas víctimas, heridos y desplazados y por la pronta y generosa solidaridad internacional», ha añadido.

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Asimismo, y como ya es habitual en la oración dominical, el Papa ha pedido oraciones por Ucrania «Recemos por el pueblo ucraniano y todos los pueblos que sufren a causa de las guerras. Que el Dios de la paz reavive los corazones de los dirigentes de las naciones, el sentido humano y cristiano de la misericordia». El Papa regresa hoy mismo al Vaticano.