El Papa Francisco denuncia que hay «miles de personas atrapadas en el desierto» y pide a Europa y África que intervengan
Solicita auxilio, pues traficantes de personas los han abandonado a su suerte entre Libia y Túnez
El Papa aprueba un nuevo obispo chino impuesto por Pekín, pero pide que no haya más nombramientos unilaterales
Corresponsal en el Vaticano
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Iniciar sesiónDurante el ángelus de este domingo, quizá recordando la dramática fotografía publicada esta semana de una madre y su hija fallecidas a causa de la sed en el desierto entre Libia y Túnez, el Papa ha denunciado «el drama que continúa consumándose para los ... emigrantes en la parte norte de África». Francisco ha revelado que en este momento hay «miles de personas, que padecen sufrimientos sin nombre pues llevan semanas abandonados y atrapados en zonas desérticas».
«Dirijo una petición, en particular a los jefes de Estado africanos y europeos, para que se preste urgente socorro y asistencia a estos hermanos y hermanas», ha añadido. Luego, ha rogado que «el Mediterráneo no sea teatro de muerte y de inhumanidad», y ha rezado para que «el Señor ilumine las mentes y corazones de todos, suscitando sentimientos de fraternidad, solidaridad y acogida».
El diario oficial del Vaticano, L'Osservatore Romano, publicó la instantánea en portada este sábado, con el mensaje «Os pedimos perdón». «Perdón porque nadie os ha tendido la mano mientras recorríais la última etapa del desierto que conduce al Mediterráneo».
Encuentro del Papa con ancianos
El Papa Francisco ha interrumpido sus «vacaciones» de verano para celebrar en la basílica de San Pedro una misa especial para miles de abuelos y nietos. Ante ellos, ha solicitado a la sociedad que «vigile para que nuestras vidas y nuestras familias no marginen a los más ancianos».
«Estemos atentos, para que nuestras aglomeradas ciudades no se conviertan en 'concentrados de soledad'; para que la política, que está llamada a proveer a las necesidades de los más frágiles, no se olvide de los ancianos, dejando que el mercado los relegue a 'descartes improductivos'», ha solicitado el Pontífice.
«No olvidemos a los abuelos y a los ancianos», ha rogado el pontífice, de 86 años. «Muchas veces, gracias a una caricia suya hemos vuelto a levantarnos, hemos reanudado el camino, nos hemos sentido amados, sanados por dentro. Ellos se han sacrificado por nosotros y nosotros no podemos sacarlos de la agenda de nuestras prioridades. Crezcamos juntos, vayamos adelante juntos», ha propuesto.
Más de cien mil españoles participarán en la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa
José Ramón Navarro-ParejaLa delegación española es la más numerosa, por encima del país organizador, en el encuentro con el Papa Francisco de este agosto
Entre quienes le escuchaban en la basílica de San Pedro, había muchas abuelas con niños en brazos, y abuelos que miraban con orgullo a sus nietos adolescentes. El Papa ha invitado a todos a «mezclar las generaciones, crecer juntos», «no vaya a suceder que, a fuerza de seguir a toda velocidad los mitos de la eficiencia y del rendimiento, seamos incapaces de frenar para acompañar a los que les cuesta seguir el ritmo».
«No vivir de reproches ni remordimientos»
Con voz un poco resfriada, el Papa ha dado un profundo consejo a sus coetáneos, que «al volver la vista atrás, ven tantas cosas hermosas que han conseguido, pero también derrotas y errores». Francisco les ha recordado que en esta etapa «Dios nos invita a acoger con serenidad y paciencia el misterio de la vida, a dejarle a Él el juicio, y a no vivir de reproches y remordimientos». Les ha dicho también que «la ancianidad es un tiempo bendecido para reconciliarse, para mirar con ternura la luz que se expandió a pesar de las sombras, en la confiada esperanza de que el buen trigo sembrado por Dios prevalecerá sobre la cizaña con la que el diablo ha querido infestarnos el corazón».
El Papa Francisco instituyó personalmente en 2021 la «Jornada Mundial de los Abuelos y los Ancianos», pero esta ha sido la primera ocasión en la que ha podido participar personalmente. Se celebra en torno a la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús.
Durante la misa, varios abuelos han impuesto un crucifijo a sus nietos, como símbolo de la transmisión de la fe. Además, más tarde, Francisco ha invitado a una abuela y a su nieto a acompañarle durante el ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico.
El Papa ha explicado que la cercanía de la Jornada Mundial de los Abuelos, y la inminente Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa, que inicia el 1 de agosto, «invitan a promover una alianza entre generaciones, que hace mucha falta, porque el futuro se construye juntos compartiendo experiencias y cuidándose recíprocamente entre jóvenes y ancianos».
Medidas ante «eventos climáticos extremos»
En el ángelus de este domingo, el Papa ha recordado que estas semanas «se están experimentando eventos climáticos extremos, aquí y en otras partes del mundo». Ha mencionado que «por una parte, hay regiones afectadas por olas anómalas de calor e incendios; por otra, en no pocos lugares, hay tormentas e inundaciones, como en Corea del Sur».
En esta emergencia climática, Francisco ha recordado en primer lugar a quienes «sufren, a quienes ayudan a las víctimas y a quienes han tenido que abandonar su casa». También, se ha dirigido «a los responsables de las naciones» y les ha solicitado medidas «más concretas para limitar las emisiones contaminantes. Es un desafío urgente, que no se puede aplazar, y se refiere a todos. Protejamos nuestra casa común».
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