La Fiscalía de Medio Ambiente abre diligencias por el vertido de 'pellets' de plástico en el norte de España

El norte de la península está recibiendo grandes cantidades de estas bolitas de plástico que se utilizan para fabricar productos cotidianos, después de que un buque perdiese parte de su cargamento a la altura de Portugal a principios de diciembre. Por ahora, el vertido afecta a la costa gallega y también está empezando a llegar a Asturias. Como denuncian las asociaciones ecologistas, sus efectos en el ecosistema «van a durar muchos años».

En concreto, el buque Toconao, con bandera de Liberia, perdió seis contenedores el día 8 de diciembre, a unos 80 kilómetros al oeste de Viana do Castelo (Portugal). Uno de ellos, de 28 toneladas, cargaba 'pellets' de plástico y contenía miles de sacos, cada uno de 25 kilos, que a partir del 13 de diciembre empezaron a ser vistos en las costas gallegas.

El pasado 20 de diciembre, el abogado del armador del buque reconoció los hechos ante el centro de coordinación de Salvamento Marítimo. Aseguró que habían contratado técnicos especializados para monitorear el derrame y se puso a disposición para pagar los costos de los trabajos de limpieza y colaborar en lo necesario.

Por su parte, el presidente gallego Alfonso Rueda ha lamentado que el Gobierno no le informara del vertido hasta el 3 de enero y que no fue hasta este domingo, 7 de enero, cuando le llamó personalmente la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, para ofrecer su colaboración. Fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica, en cambio, argumentan que la Xunta sí conocía el vertido de forma previa, a través de las comunicaciones con organismos autonómicos como el servicio de Guardacostas o las autoridades del parque natural de Corrubedo.

Los 'pellets' suponen una fuente de contaminación por microplásticos en el medio ambiente. Una vez liberadas, estas pequeñas partículas del tamaño de una lenteja no se biodegradan y no se pueden eliminar. Se acumulan en los animales, incluidos pescados y mariscos, pasan a formar parte de la cadena alimentaria y, en consecuencia, los humanos también los consumen en los alimentos. Se encuentran en los ecosistemas marinos, de agua dulce y terrestres, así como en los alimentos y el agua potable.