El fármaco crecepelo que revisa la Agencia Europea del Medicamento por inducir ideas suicidas
Andrólogos y urólogos alertan sobre el aumento de pacientes en sus consultas con disfunción eréctil por la ingesta de finasteride
En febrero de 2025 la EMA dirá si recomienda la retirada del medicamento en treinta países en los que se comercializa
Un antiacné, bajo la lupa científica por sus posibles efectos en la fertilidad
Barcelona
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónSu padre y su abuelo murieron con las cabezas totalmente despobladas. Debutaron en la calvicie a edades tempranas. Con tales antecedentes, a Carlos Rerucha, aunque apenas rebasaba los 25 años, empezaban a preocuparle algunas zonas de su cuero cabelludo que llevaban tiempo «clareando». Familiares ... y amigos le hablaron de una solución efectiva para frenar su incipiente calvicie: una alternativa al injerto capilar «a priori inofensiva». Fue entonces, en 2021, cuando, por recomendación de un dermatólogo, este joven madrileño empezó a tomar finasteride (comercializado como Propecia), un medicamento que comenzó a recetarse en los años 90 como tratamiento contra la Hiperplasia Benigna de Próstata (HBP) –aumento del tamaño de esta glándula en hombres de edad avanzada– pero que con los años se ha convertido en efectivo crecepelo por su probada acción contra la caída del cabello.
El finasteride inhibe la enzima 5-alfa-reductasa, que transforma la Testosterona (T) en Dihidrotestosterona (DHT), hormona responsable del acné, del crecimiento de la próstata y también de la recesión de los folículos pilosos. Al inhibir la citada enzima, el medicamento reduce también los niveles de DHT circulantes –a más DHT que llega a los folículos pilosos, más riesgo de calvicie– y frena la pérdida de cabello.
Indicado actualmente para combatir los dos procesos (el agrandamiento de la próstata y la calvicie), el finasteride se asocia, en un porcentaje reducido de casos –cerca de un 2%–, a una caída de la libido, disminución del eyaculado y a disfunción eréctil. Algunas publicaciones científicas solventes también lo relacionan con la aparición de cuadros severos de depresión o ideaciones suicidas. En los últimos años, se han reportado también casos en los que los efectos persisten pese a haber dejado de ingerir la pastilla, lo que se conoce como el Síndrome Post Finasteride (SPF).
El pasado octubre, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) inició una investigación sobre los supuestos vínculos entre la terapia con este fármaco y la tendencia suicida. El procedimiento, dirigido por el Comité de Evaluación de Riesgos de Farmacovigilancia (PRAC, por sus siglas en inglés) de la EMA, se cerrará en febrero de 2025, cuando la Agencia emitirá una recomendación sobre si las autorizaciones de comercialización de estos medicamentos deben mantenerse, modificarse, suspenderse o retirarse en el Espacio Económico Europeo (EEE).
A Carlos Rerucha, presidente de la Plataforma de Afectados por Finasteride (PAF), le tocó la china. Padece Síndrome Post Finasteride. «El medicamento me robó mi vida. Tienes 29 años y no sientes nada», afirma en declaraciones a ABC. Insomnio severo, problemas de autoestima, pérdida de la libido, disfunción eréctil, depresión e ideaciones suicidas son algunos de los efectos que hicieron que a los dos años de tratamiento este joven madrileño tuviera que ingresar dos veces en un centro psiquiátrico. «No quería vivir. Solo poner fin a esta pesadilla», dice el afectado que sigue sin recuperar la normalidad en sus relaciones sexuales.
«Empezó a descontrolarse todo»
Cuando Carlos acudió a un dermatólogo en busca de una solución para su alopecia éste le prometió «resultados evidentes», y no le mintió. Le habló también de los posibles efectos secundarios del medicamento, aunque los redujo a un porcentaje ínfimo de pacientes y le aseguró que de sentirlos podría revertirlos abandonando el tratamiento. Ahí faltó a la verdad.
Hay al menos 22.654 casos notificados que relacionan la ingesta de este fármaco con reacciones adversas, que en algunos casos siguen tras abandonar el tratamiento, según datos de la Fundación Síndrome Post-finasteride (https://www.pfsfoundation.org). Asimismo, un total de 56 países han advertido ya sobre la existencia de estos cuadros clínicos persistentes. Carlos empezó con una pastilla de 1mg (la dosis indicada del fármaco para combatir la caida del cabello, en la indicación como medicamento contra la HBP se incrementa hasta 5mg), combinada con minoxidil, un vasodilatador que mejora la llegada de sangre a los folículos pilosos. Al mes de iniciar el tratamiento empezó a percibir cambios en su deseo sexual.
Le rebajaron la dosis y al recuperarse volvieron a subirla. Después, le recetaron pastillas de 5 mg, que él mismo cortaba para tomar su miligramo diario. «Ahí empezó a descontrolarse todo. Era dificil partir exactamente las dosis y un día me tomaba poca y otro mucha», reconoce. A finales de 2022 Carlos percibió por primera vez cambios en su ánimo. Fue el preludio de «la caída al infierno», asevera.
«Tenía sensación de castración»
En noviembre de 2022 «se torció todo». «Empecé a sentir cambios en mi estado de ánimo, afonías y problemas de disfunción eréctil. El fármaco estaba afectándome a nivel psicológico puesto que desregula la síntesis de neuroesteroides y neurotransmisores«. Aunque el 'shock' -como él lo define- le vino el 23 de diciembre. «Tenía sensación de castración, padecía insomnio severo, había perdido masa muscular, mi ansiedad crecía. Todo ello minó mi autoestima. No fue efecto de mis problemas sexuales, el fármaco estaba afectándome a nivel psicológico. Todo se fue al carajo», reconoce el paciente.
Había perdido el control de su vida y llevaba meses sin tomar finasteride. El especialista le recomendó que lo dejara pero fue demasiado tarde. «Han pasado dos años y sigo con los efectos, aunque he mejorado en lo anímico con sesiones duras de terapia», dice Carlos, que en 2023 estuvo ingresado dos veces en una clínica psiquiátrica porque estaba decidido a acabar con su vida. «El pelo era la última de mis preocupaciones. Había puesto en riesgo mi vida por tener pelo. Me quería morir, ningún médico me creía y no veía solución», afirma el joven. Su caso es solo uno del medio millar de los registrados en la Plataforma que él preside.
Preocupación entre los andrólogos
Andrólogos y urólogos consultados por ABC alertan sobre el «abuso» que los dermatólogos hacen de este fármaco para combatir la alopecia y de las posibles «consecuencias irreversibles» en la salud física y psíquica de quienes los consumen. Piden a los especialistas que informen siempre a los pacientes sobre «los riesgos que conlleva el tratamiento».
«No pueden engañarles diciéndoles que si sienten efectos no deseados pueden acabar con ellos dejando la pastilla. En la mayoría de los casos es así, pero hay pacientes que dejan el tratamiento y siguen los síntomas», señala a ABC el responsable de la Unidad de Andrología del Servicio de Urología del Hospital Clínic de Barcelona, Josep Torremadé. El andrólogo da fe del 'boom' de pacientes de menos de 50 años y con problemas de alopecia que usan el tratamiento. «Cada vez veo más hombres que llegan a mi consulta con problemas de disfunción eréctil que toman finasteride», señala Torremadé, quien reconoce también la existencia del SPF. Ante los riesgos del tratamiento, el especialista recomienda «terapias capilares alternativas» y exige a los dermatólogos que «informen a los pacientes sobre los riesgos asociados a la ingesta del fármaco».
Iván Schwartzmann, adjunto de la Unidad de Urología de la Fundación Puigvert de Barcelona, coincide con el experto del Clínic en que «no debe esconderse a los pacientes la existencia de efectos secundarios, en algunos casos persistentes» y aconseja también a los dermatólogos que no piensen en el finasteride «como primera opción». «Está claro, y así lo especifica incluso en el prospecto, que el finasteride puede causar disfunción eréctil, pérdida del apetito sexual, síndromes de ansiedad y depresión, ideaciones suicidas, etc..», dice. Por este motivo, el urólogo subraya la importancia de que «el médico que lo prescribe informe al paciente de que no es un medicamento inocuo».
Desde la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva, su presidente, Ignacio Moncada, se muestra más cauto respecto al impacto del fármaco en la función sexual. «Sí puede influir en la libido pero no hay un mecanismo fisiopatológico claro que lo vincule con los problemas de erección. En este sentido creo que hay más efecto nocebo que farmacológico», puntualiza Moncada, responsable del Servicio de Urología del Hospital de la Zarzuela de Madrid. Admite que «es un tema en discusión y que hay observación clínica de los efectos, aunque en algunos aspectos no hay evidencia clara del efecto farmacológico».
Dermatólogos consultados por este diario reconocen la indicación generalizada de este medicamento en los casos de alopecia androgénica y reconocen los posibles efectos secundarios. «Aparecen en la ficha técnica del fármaco. Nuestro deber es informar a los pacientes de que existen y que ellos decidan», asegura la dermatóloga del Hospital de Sant Pau de Barcelona, Anna López. Recuerda que los efectos adversos se producen en un número bajo de pacientes, aunque reconoce la existencia del Síndrome Post Finasteride. «La mayoría de dermatólogos dan toda la información a sus pacientes», asevera López. Sin embargo, muchos de los afectados -la mayoría tratados en clínicas vinculadas a tratamientos de estética- niegan haber sido informados por sus médicos sobre posibles efectos irreversibles.
Carlos Rerucha, con 31 años, sigue enfermo y da por perdida su vida anterior. A los que piensan en tomar finasteride les recomienda que «busquen ayuda para reforzar su autoestima y no pongan su vida en riesgo». «Ojalá pudiera dar marcha atrás», concluye.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete