«Hacen falta jóvenes 'transgresores' que no sean esclavos de un teléfono móvil, sino que estén dispuestos a cambiar el mundo»
El Papa visita la casa de sus primos en el norte de Italia para celebrar un 90 cumpleaños
Corresponsal en el Vaticano
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Iniciar sesiónLa persona que más ha influido sobre el Papa Francisco es su abuela Rosa Vassallo, con quien pasó la infancia en el barrio de Flores en Buenos Aires. Es el único familiar al que mencionó durante su misa de inicio de pontificado. Esta mujer ... emigró en 1929 desde Piamonte a Argentina junto a su marido Giovanni y llevando en brazos un bebé de 10 meses, Mario, el padre del Papa.
Años más tarde, la abuela Rosa se ocupó del pequeño Jorge Mario Bergoglio, que creció escuchando historias de Italia narradas en dialecto piamontés, probando sus platos típicos y soñando sus paisajes.
Por eso, este fin de semana, el Papa Francisco ha viajado con emoción a esas raíces, en la ciudad de Asti, donde viven algunos de sus primos y sobrinos. La visita estaba preparada para marzo de 2020, pero tuvo que aplazarse a causa de la pandemia.
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El sábado Francisco se trasladó a Portacomaro, un pueblo de 2000 habitantes, donde vive su prima Carla. Es la hija de una prima hermana de su padre, y acaba de cumplir 90 años. Con la ayuda de otras primas y de sus dos hijos preparó un menú a base de carne asada y muchas verduras, - «él come muchas verduras en este periodo», aseguró. Probablemente hizo la «bagna cauda», una salsa típica a base de ajo y anchoas que se sirve con verduras y que el Papa considera uno de sus platos preferidos. También tenía listo el «bunet», una especie de flan de chocolate típico de esta zona.
Jorge Mario Bergoglio iba a visitarla cada año a Turín, aprovechando sus viajes a Italia primero como superior de los jesuitas de Argentina y luego como arzobispo de Buenos Aires. Ha mantenido el contacto con ellos, y Carla asegura que hablan «al menos una vez al mes», sobre todo desde que en 2015 se quedó viuda y se trasladó a esta casa más cómoda y pequeña a 15 minutos de la ciudad de Asti.
Un día familiar
El Papa estuvo con ella casi toda la mañana. Luego, tras el almuerzo, visitó junto al alcalde y el párroco una residencia de ancianos en la zona y se trasladó a otra pequeña localidad, Tigliole, para reunirse con otra prima.
Este domingo, Carla y los otros primos y sobrinos han ocupado los tres primeros bancos de la catedral de Asti, donde el Papa ha celebrado misa. A muchos llamaba la atención el aire de familia que tienen en común los Bergoglio.
«De estas tierras partió mi padre para emigrar a Argentina», ha recordado emocionado Francisco al principio de la homilía en la elegante catedral completamente cubierta de frescos.
El Papa ha evitado dar protagonismo a su familia y ha comentado el Evangelio del domingo como si fuera una ceremonia más. El pontífice ha alertado de que «el mal es contagioso, se contagia, como una enfermedad infecciosa» y de que la indiferencia, «mirar hacia otro lado, tomar distancia ante la miseria» es todavía peor que el mal.
Esa indiferencia «es un riesgo también para nuestra fe, que se marchita si se queda en una teoría y no se hace práctica, si no hay compromiso, si no se da en primera persona, si no se arriesga. Entonces nos convertimos en cristianos superficiales, que dicen creer en Dios y querer la paz, pero que no rezan ni se preocupan por el prójimo. Que no les interesa ni Dios ni la paz. Cristianos de palabra», ha avisado.
Según el Papa, «todos creemos saber qué es lo que no está bien en la sociedad, en el mundo, incluso en la Iglesia, -hay cosas que van mal en la Iglesia- pero luego, ¿hacemos algo? ¿Nos ensuciamos las manos como nuestro Dios clavado al madero o estamos con las manos en los bolsillos mirando?». En concreto, cuando «vemos las crisis de hoy, la disminución de la fe, la falta de participación, ¿qué hacemos? ¿Nos limitamos a elaborar teorías, a criticar, o nos ponemos manos a la obra, tomamos las riendas de nuestra vida, pasamos del «si» de las excusas a los «sí» de la oración y del servicio?».
Tras la ceremonia, el Papa ha pedido la paz en Ucrania y oraciones «por las familias de las víctimas del grave incendio ocurrido en los últimos días en un campo de refugiados de Gaza (Palestina), donde también murieron varios niños». El fuego se produjo durante una fiesta en el campo de Jabalya, donde fallecieron al menos 21 personas de la misma familia, entre ellos 7 niños.
El Papa se ha marchado pidiendo a los jóvenes que «no se queden quietos, pensando en sí mismos, desperdiciando la vida persiguiendo comodidades o la última moda». «Apuntad alto, poneos en marcha, salid de vuestros miedos, para tender una mano a los necesitados. Hacen falta jóvenes «transgresores» que no sean esclavos de un teléfono móvil, sino que estén dispuestos a cambiar el mundo».
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Después de la misa, el Papa se ha trasladado a la residencia del obispo, donde ha almorzado con sus familiares. Esta vez de postre sí que había una tarta con 90 velas para su prima Carla.
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