Éxtasis y hongos alucinógenos saltan de las discotecas a las consultas médicas
Australia se convierte en el primer país del mundo en recetar drogas recreativas para tratar el estrés postraumático y la depresión
Los médicos reconocen su potencial terapéutico pero piden más evidencia científica para llevarlos a la clínica
Un ensayo muestra la seguridad y tolerancia de un alucinógeno para tratar la anorexia
Barcelona
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Iniciar sesiónSiempre han estado ahí. El uso de las drogas psicodélicas para sanar o aliviar los problemas de la mente humana no es una idea nueva. En la Amazonía, los chamanes han recurrido desde tiempos inmemoriales a la ayahuasca -brebaje que se extrae de ... una planta y que contiene DMT, sustancia psicotrópica que causa alucinaciones- para profundizar en su relación con la naturaleza, con su grupo y con ellos mismos. Ahora, la ciencia intenta confirmar con solidez lo que ya han apuntado desde comienzos del siglo XX algunas investigaciones preliminares: que esta bebida alucinógena usada por los líderes espirituales del Amazonas desde tiempos ancestrales puede ser eficaz para el tratamiento de la depresión, algunos trastornos de la personalidad, e incluso las adicciones.
No es la única droga psicodélica, demonizada e ilegal, sobre la que la ciencia explora su potencial terapéutico. El MDMA, conocido como éxtasis; el LSD, uno de los alucinógenos más demonizados en la década de los 60, o la psilocibina, presente en los hongos 'mágicos' que usaban ya los chamanes aztecas en rituales curativos, entre otras, podrían saltar de los retiros espirituales y las discotecas a la medicina convencional como arsenal terapéutico para combatir enfermedades mentales huérfanas de tratamiento.
El LSD tiene potencial para aliviar la depresión
R.I.Las propiedades alucinógenas de estas drogas han limitado su uso clínico pero un nuevo estudios demuestra su potencial antidepresivo
La evidencia científica avala su potencial. Hay más de medio millar de ensayos clínicos en todo el mundo que investigan cómo estas sustancias, asociadas hasta ahora mayoritariamente a un uso recreativo, pueden contribuir a paliar algunas enfermedades de la mente humana. Especialistas consultados por ABC admiten estar esperanzados ante las posibilidades que arrojan los estudios, aunque advierten también de los riesgos que conlleva su uso y piden cautela y más evidencia científica para que puedan incorporarse de manera generalizada a la praxis clínica.
«Los resultados obtenidos hasta ahora son muy prometedores pero necesitamos estudios más amplios, más concluyentes, que los confirmen antes de aprobar su uso clínico», coinciden los expertos consultados por ABC.
Depresión resistente
Australia ha sido el primer país en dar el paso y desde el pasado 1 de julio permite recetar MDMA o éxtasis para tratar el estrés postraumático, y la psilocibina, compuesto alucinógeno responsable del efecto psicoactivo de ciertos hongos, para combatir la depresión refractaria a terapias convencionales. La decisión del país ha generado controversia entre la comunidad científica.
«Debemos estar atentos a los resultados para acabar de valorarlo. Lo que podemos decir por el momento es que se ha aprobado su indicación sin tener investigación lo suficientemente sólida». En ello coinciden los doctores Víctor Pérez, responsable de la Unidad de Psiquiatría del Hospital del Mar, y Narcís Cardoner, director del Servicio de Psiquiatría del Hospital de Sant Pau, ambos en Barcelona. En España, la eskatamina, variante sintética de la ketamina, ya se usa en formato spray como fármaco hospitalario contra la depresión resistente, y la psilocibina será muy probablemente el siguiente alucinógeno que en nuestro país podría ayudar a los especialistas a combatir patología psiquiátrica.
La psilocibina podría ser el siguiente alucinógeno que ayude en España a combatir patologías psiquiátricas
«Estudios en fase II ya publicados han mostrado mejoras en el 50 por ciento de los pacientes porque tiene un potente efecto antidepresivo inmediato», señala Pérez. Alude en concreto a un estudio internacional publicado en la revista 'The New England Journal of Medicine', en el que participaron 233 pacientes de 22 centros diferentes, entre ellos españoles, y que ahora se encuentra en fase III. «Los resultados de la fase II han sido muy buenos, esperemos que se confirmen en esta nueva fase con más pacientes», dice el especialista del Hospital del Mar. Confía en que en unos cuatro años, esta sustancia se use en España en entornos controlados para tratar la depresión resistente.
Pérez admite que era agnóstico respecto al potencial de estos alucinógenos en medicina pero ahora se declara convencido. Advierte, no obstante, de los riesgos de «blanquear su uso» y defiende solo su administración en entornos médicos y controlados. Un uso abusivo de estas drogas puede generar desde psicosis, hasta enfermedades cardíacas, señalan los especialistas, aunque «con una administración supervisada y adecuada, pueden ser grandes aliadas para combatir distintas enfermedades mentales», reconocen.
El éxtasis está a un paso de que la FDA lo autorice como tratamiento contra el estrés postraumático
Narcís Cardoner celebra en declaraciones a este medio el prometedor horizonte que dibujan los estudios sobre el uso de estas sustancias en el campo de la psiquiatría. «A diferencia de los tratamientos anteriores, tienen un efecto inmediato», indica el especialista del Hospital de Sant Pau. ¿Por qué actúan con tanta rapidez estas sustancias en el organismo? Los psiquiatras no tienen respuestas concretas pero sí saben el mecanismo general por el que el cerebro genera esta respuesta. «A nivel cerebral global lo que hacen estas drogas es que el patrón de conexiones cambie de forma radical. Y estos cambios inducidos en las conexiones hacen que el daño o la disfunción causada por la enfermedad en el cerebro se repare. Tienen un efecto absolutamente regenerador», afirma Cardoner.
«En el caso de la psilocibina el efecto se produce en la neurotransmisión serotoninérgica, mientras que la esketamina actúa sobre otro neurotransmisor», aclara el especialista. A su juicio, el principal riesgo que conlleva el uso no controlado de estas sustancias no es su potencial adictivo, mucho menor que el de otras drogas como el alcohol o la cocaína, sino los riesgos de ingerirla en entornos no controlados. «No olvidemos que estas sustancias más que ilegales son alegales, su uso no está definido desde ningún marco legal y eso genera inseguridad», apunta.
«Recuperación, no hallazgo»
Al igual que su colega del Hospital del Mar, Cardoner habla de «recuperación y no de descubrimiento» del potencial médico de estas drogas, ya que empezó a investigarse a comienzos del siglo pasado. «Estas drogas se sintetizan a mediados del siglo XX y empieza entonces a investigarse su posible uso como tratamiento en Psiquiatría pero la Administración americana, en los años 60, ordena paralizar los estudios que estaban en marcha alegando su capacidad adictiva y por los riesgos que puede conllevar para los usuarios», explica Pérez. A finales del siglo pasado empiezan a aparecer los resultados de los primeros estudios y drogas como la esketamina captan el interés comercial para el desarrollo de terapias contra la depresión resistente.
En EE.UU., el uso del MDMA o éxtasis está a un paso de que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) lo autorice como tratamiento contra el estrés postraumático. «Probablemente la agencia reguladora dé la indicación el año que viene», señala el psiquiatra del Hospital del Mar. La psilocibina se usa ya en algunos estados de este país para tratar la ansiedad y efectos secundarios indeseados en pacientes oncológicos terminales. «A raíz de esa buena experiencia empezó a investigarse su posible uso en depresión resistente», aclaran los expertos.
La ketamina confirma sus milagrosas propiedades para tratar la depresión
R. I.Una versión de bajo coste de la ketamina para tratar la depresión grave muestra que más de uno de cada cinco participantes lograba la remisión total de los síntomas tras un mes de inyecciones quincenales
Pese a la mala fama de estas drogas en el ámbito nocturno, y tras décadas de investigación, varias moléculas derivadas de estos alucinógenos están muy cerca de incorporarse al arsenal terapéutico de los psiquiatras. La experiencia de Australia abrirá nuevos caminos en el asentamiento de esta nueva alternativa terapéutica para combatir los principales males que nos acechan: estrés, ansiedad, depresión y adicciones.
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