Experto en adicción infantil al porno: «Es una violación psíquica, después de 30 años aún recuerdan la primera imagen»
Jorge Gutiérrez Berlinches, director de la ONG Dale una vuelta: «Ahora es mucho más fácil acceder a la pornografía, el 90% del consumo es a través del teléfono móvil»
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Madrid
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Iniciar sesiónJorge Gutiérrez emprendió en 2015 una lucha contra la adicción a la pornografía. Primero, para que la sociedad fuera consciente de su existencia, a través de la asociación Dale una vuelta y después para combatirla, a través de formación y con un libro, 'La ... trampa del sexo digital. Guía definitiva para prevenir y superar la adicción a la pornografía'. El experto analiza para ABC las consecuencias de esta lacra, que en muchos casos comienza en la infancia y la adolescencia.
—¿Hace décadas los niños buscaban en el diccionario palabras como pene o tetas, pero ahora con internet ha alcanzado una nueva dimensión. ¿Qué diferencias hay entre ese primer acceso y los contenidos sexuales?
—El contenido que puedes encontrar ahora de sexo, de pornografía, es mucho más amplio, variado, mucho más salvaje y extremo que antes. Y segundo, es mucho más fácil encontrarlo. Hace 30 o 40 años si querías consumir pornografía, tenías –vamos a decirlo así– que trabajártelo. Salir fuera de casa a comprar una revista o alquilar un vídeo, con las dificultades y consiguiente vergüenza que supone. Ahora casi el 90% de la pornografía se consume a través de móvil. Nosotros, en los talleres vamos a colegios con niños de sexto de Primaria (11 o 12 años) y más del 80% ya tiene teléfono. Hay que tener en cuenta que el consumo de pornografía en menores no es sólo un problema de tecnología. Hay otros factores familiares, sociales, educativos, y de falta de conversación sobre este tema en la familia.
—¿Cuál es la edad media en la que acceden por primera vez a la pornografía los niños españoles?
—Entre los 9 y los 11 años. Los niños consumen mucha más pornografía que antes, hay mucho consumo esporádico y accidental, sin querer, que no siempre es problemático. Conviene diferenciar entre ver y consumir, que se da cuando ya hay una frecuencia, normalmente a los 13 o 14 años, cuando el chico o la chica descubre que eso es sugerente, atractivo y comienza un consumo que puede acabar en adicción.
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—Y ahí el problema se hace más grave. ¿Cuáles son las razones que hacen peligroso ese tipo de consumo?
—Las hay biológicas: la corteza prefrontal del cerebro de un adolescente, de un niño, que tiene un papel importante en las funciones ejecutivas, cognitivas, analíticas, de decisión, no está del todo formada y en esa etapa está en desarrollo, es más moldeable, más vulnerable. Luego, está la distorsión de la sexualidad que genera. Un niño sin conocimiento previo de todos estos temas ve vídeos de contenido sexual sin saber, sin entender nada, y queda marcado. Hay muchas personas que recuerdan el momento exacto. Pasados 20 o 30 años, saben exactamente cuándo vieron por primera vez una imagen pornográfica que les produjo un shock, un trauma a veces. Se habla de violación psíquica. Un niño de 10 o 12 ve pornografía y no le resulta atractivo, incluso les puede parecer repulsivo. Pero, curiosamente, al cabo de 2 o 3 años vuelven, porque esa imagen se les ha quedado grabada en el cerebro. Otro problema en los adolescentes es que hace más fácil que vean como real ese tipo de relación con la sexualidad. Se suele decir que los hábitos y los recuerdos más potentes son los adquiridos en la adolescencia. Eso genera problemas a largo plazo en las relaciones afectivas o sexuales que tienen después.
—¿Y funciona como el resto de adicciones? ¿Cada vez se necesitan mayores dosis o productos más fuertes?
—Claro, es la famosa tolerancia. En el porno, la tolerancia es la novedad. Lo más adictivo en el porno no es tanto el contenido como el ritual de la búsqueda para ver una escena diferente. Por eso me parece un error cuando algunos psicólogos o sexólogos hablan de consumo responsable de pornografía, o de un consumo saludable, el pensar que se va a consumir un tipo de contenido más suave y que no se va a pasar de ahí. Es muy fácil la escalabilidad. A nosotros nos han pedido ayuda personas que han terminado viendo pornografía infantil sin que se consideren pedófilos.
—En este tipo de adicción, ¿hablamos de un problema mayoritariamente masculino?
—Completamente. El 90% de los que acuden a nosotros para tratar su adicción son varones. Las mujeres no llegan al placer tanto como el hombre a través de lo visual, necesitan otros estímulos, más afectividad. Aunque la industria pornográfica sabe que es un público interesante, porque es la mitad de la población y no se cansa de mandarnos mensajes de que va creciendo el consumo de porno entre las mujeres.
«Los niños acceden al porno por primera vez entre los 9 y los 11 años y el consumo comienza a partir de los 13»
Jorge Gutiérrez Berlinches
Director de Dale una vuelta
—Es evidente que ante esta problemática hay que poner soluciones. Ahí se enmarca la aplicación para limitar el acceso que esta semana proponía el Gobierno, y que ha suscitado dudas desde que fue presentada. ¿Va a ser efectiva o el problema es que la sociedad está tan permeada de pornografía que la van a encontrar igual, incluso sin buscarla?
—La 'regla 34 de internet' afirma que de todo lo que hay en las páginas web siempre habrá una versión porno. Estamos en una sociedad donde el porno permea prácticamente cualquier aspecto de la vida. Por eso este tipo de medidas son muy difíciles de implementar. Lo están intentado en otros países y está costando. En Inglaterra se dejó, y ahora se ha vuelto a intentar. En Francia llevan año y medio procurando implantar una serie de medidas para que los cinco principales portales pornográficos pongan una verificación de edad, y no lo están consiguiendo de momento. Este paso me parece necesario, pero es insuficiente. Hacen falta medidas de otro tipo, que afecten al ámbito social, legal, familiar, educativo, sanitario, que creo que hay que abordar en la protección del menor para evitar la pornografía.
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