Los evacuados por el incendio en Las Hurdes: «Nos ha tocado el alma, se nos está quemando un pulmón de Cáceres»

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El fuego ha mantenido un comportamiento «virulento y fuera de control» desde el miércoles

Javier Sánchez, bombero y vecino de Pinofranqueado, cuenta a ABC que este jueves acompañó a su padre, el cual conduce autobuses, a desalojar la pedanía de Ovejuela, pero el fuego les impidió abandonar el pueblo hasta la mañana del viernes.

«Cuando llegamos allí montamos en el autobús a unas 21 personas, pero no pudimos ir hacia Caminomorisco porque el fuego cercó la carretera. A la gente la tuvieron que llevar a sus casas y les dijeron que se tenían que confinar con puertas y ventanas cerradas», explica Sánchez.

Ovejuela es una pedanía pequeña perteneciente a Pinofranqueado habitada en su mayoría por personas mayores. Este vecino declara que los vio «muy asustados», aunque José Luis Azabal, alcalde de Pinofranqueado, asegura que estos se encuentran ahora muchos más tranquilos una vez que han sido evacuados.

«Los vecinos estuvieron confinados, pero llegó un momento en el que el humo ya estaba metido en el pueblo y había que desalojarlos», manifiesta Azabal, quien añade que las condiciones siguen siendo adversas y las previsiones meteorológicas no parece que vayan a cambiar hasta el domingo.

Ana Marta Fernández Marín, trabajadora social y coordinadora regional del Grupo de Intervención Social de Emergencias Extraordinarias (GISEEX), cuenta a ABC que la situación es «catastrófica».

Situada en la zona de Cadalso a un kilómetro y medio del fuego, declara que en este municipio los vecinos fueron directamente trasladados. «Hicimos un listado de personas vulnerables para derivarlos a los centros residenciales o al pabellón. El resto salieron en coches o autobuses o se fueron con familiares y amigos a otros pueblos cercanos», expone Fernández Marín.

Los vecinos de Cadalso pudieron coger algunas pertenencias de primera necesidad, como la tarjeta sanitaria, medicinas y algo de ropa, pues no saben cuánto tiempo estarán fuera de sus casas. Otros, en cambio, se han ido solo con lo puesto. «El pronóstico no veo que sea nada bueno, porque hace bastante viento», señala la coordinadora de GISEEX.

«La evacuación ha ido bien y los vecinos están tranquilos dentro de lo que esto conlleva. Pero el incendio nos ha tocado el alma, se nos está quemando un pulmón de Cáceres. Los sentimientos están a flor de piel y hay lloros, es normal, porque en este sentido la gente está tocada», relata la trabajadora social.

Más de 400 efectivos se encuentran este viernes desplegados en las zonas de las comarcas cacereñas de Las Hurdes y Sierra de Gata, afectadas por el complicado incendio que por ahora se considera «intencionado».