Europa descarta vacunar contra la viruela del mono a la población general y mantiene el riesgo «bajo»

Los países mantienen en «bajo» el riesgo de que el virus mpox se expanda entre la población general. Ese riesgo, reiteran, aumenta en poblaciones que estén en contacto estrecho con casos diagnosticados y en personas especialmente vulnerables.

Aunque no se descarta que surjan más casos importados, como ya han ido advirtiendo los diferentes organismos en los últimos días, el Comité de Seguridad Sanitaria de la UE tampoco es partidario de introducir controles en las fronteras.

Por otra parte, España cuenta con un stock de 500.000 vacunas para la viruela del mono, según informa el Ministerio de Sanidad. La inmunización puede usarse a un quinto de dosis por vía intraepidérmica, de manera que con esta cifra podrían ponerse 2 millones de vacunas. Además hay capacidad para adquirir más vacunas en caso de que fueran necesarias a través de la compra conjunta de la UE.

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En la cita de este lunes se han reunido de forma telemática expertos nacionales de los distintos países de la UE, miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Centro Europeo para la Prevención de Enfermedades (ECDC), la rama africana del CDC y la Agencia Europea del Medicamento (EMA).

Por su parte, España ha reunido también a los organismos dependientes de la dirección de Salud Pública y ha acordado que los informes epidemiológicos sobre mpox pasarán a ser semanales en lugar de mensuales como hasta ahora. Además se va a incidir en medidas de sanidad exterior, con la mejora en la información a los viajeros, el incremento de coordinación con las autoridades aeroportuarias y la recomendación a personas que tengan previsto viajar a las zonas afectadas de que pidan cita en los Centros de Vacunación Internacional. Ahí, se valorará si se les vacuna según sus características clínicas y del viaje que vayan a realizar.

Tal como ha informado el Ministerio de Sanidad tras el encuentro, van a explorar también la posibilidad de realizar controles en aguas residuales para monitorizar la evolución del virus. Este martes se reunirá la Ponencia de Alertas y el miércoles la Comisión de Salud Pública. En ambas citas se discutirá la posibilidad de actualizar los protocolos de actuación y vigilancia para tener mejor información sobre los clados.

La OMS decretó la semana pasada la emergencia sanitaria internacional por la expansión del virus mpox. Días después, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), la agencia que vigila las enfermedades en Europa, elevó de «muy bajo» a «bajo» el riesgo para el continente.

La variante más grave de mpox que circula en estos momentos y la que está provocando estragos en República Democrática del Congo es del grupo filogenético clado 1, mientras que la menos agresiva y la que causó el brote de 2022 es del clado 2. Hasta el momento, la primera se ha detectado ya fuera de África en Suecia. España aún no ha detectado ningún caso de esta variante.

En 2022 la OMS ya decretó la emergencia internacional por la viruela del mono. Desde entonces en España se han notificado 8.108 casos confirmados, la gran mayoría, 7.521, ese mismo año. Hasta la semana pasada y en lo que va de año nuestro país ha confirmado 264 casos, la mayoría de ellos en hombres de 37 años de media. En los últimos 10 días se han notificado 4 casos nuevos, de manera que el total asciende a 268.

Los síntomas del virus de mpox similares a los de la viruela: fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, escalofríos y cansancio. La principal diferencia entre los síntomas de la viruela humana y la del mono es que la segunda hace que los ganglios linfáticos se inflamen (linfadenopatía). Suele también implicar una erupción que deriva en costras que normalmente se expanden por todo el cuerpo.

Actualmente España vacuna a los considerados grupos de riesgo: personas que mantienen prácticas sexuales de riesgo y personal sanitario más expuesto a la enfermedad por estar en contacto con casos confirmados, como aquellos que trabajan en consultas especializadas en atención de infecciones de transmisión sexual (ITS) o personal de laboratorio que trabaja con muestras contaminadas. También a los contactos estrechos de personas infectadas que no hayan pasado la enfermedad.