La Eurocámara avala catalogar como energías verdes el gas y las nucleares

Antes de que se convierta en ley, la propuesta de incluir la energía nuclear y el gas en la taxonomía de las finanzas verdes también debe pasar por el Consejo de Ministros, donde se necesitaría una mayoría de 20 países para vetarlo por lo que parece poco probable que sea anulado. De hecho, dos de los gobiernos más reticentes, Luxemburgo y Dinamarca, ya han anunciado que acudirán al Tribunal Europeo de Luxemburgo para pedir a los jueces que anulen la decisión. Un «acto delegado» es una decisión autónoma de la Comisión Europea que habitualmente se le atribuye cuando los países no son capaces de llegar a un acuerdo y que necesita de una mayoría cualificada para ser revertida.

Los partidarios de anular esta clasificación reaccionaron inmediatamente después de la votación, con camisetas con las que llamaban «traidores» a los eurodiputados que habían viotado para ratificarla. El representante verde alemán Michael Bloss, denunció que etiquetar la energía nuclear y el gas como inversiones sostenibles es «una locura» y dijo que mantendrá a Europa cautiva de su adicción a los combustibles fósiles rusos durante muchos años más. «Se renovarán los reactores nucleares y los vertederos de residuos de Francia y se crearán nuevas infraestructuras de gas fósil», dijo Bloss en un comunicado. «Ningún banco serio confiará en esta taxonomía» por lo que su grupo se planteaba también emprender acciones legales contra la decisión.

La eurodiputada Pilar del Castillo, que ha votado a favor de mantener la taxonomía verde tal como fue aprobada aseguraba sin embargo que eso no significa que se ofrezca al gas y la energía nuclear un cheque en blanco: «En el caso del gas natural, sólo se considerarían sostenibles hasta el 2030 las nuevas instalaciones para producir electricidad que sustituyan a otras que utilicen combustibles más contaminantes. Y en cuanto a la energía nuclear, la propuesta sólo considera dentro de las clasificación a aquellas centrales que cuentan con un fondo para su desmantelamiento, así como instalaciones de almacenamiento de residuos nucleares». Luis Garicano, de Ciudadanos, dijo en el debate que «la inmaaculada transición energética no existe» y que «una transición sensible no se puede hacer solamente con renovables, al menos hasta que no tengamos una tecnología para almacenar masivamente la energía».

La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, responsable última de esta clasificación había advertido momentos antes de la votación que no presentaría una nueva propuesta si el Parlamento Europeo hubiera rechazado la taxonomía. «Si este ‘acto delegado’ fracasa, no habrá otro, esto también está muy claro» dijo la presidenta.

La taxonomía verde no prohíbe ni recomienda nada, ya que los países miembros mantendrán la capacidad de decidir qué tipo de tecnología preferen incluir en su mix energético. Lo que hace es establecer los campos en los que las inversiones, sobre todo privadas, en materia energética tendrán la condición de «verdes» y que por ello pueden beneficiarse de determinadas ayudas. Los países podrán seguir decidiendo autónomamente cual es la tecnología que mejor se adapte a sus condiciones.