Estas son las señales que indican que una persona está pensando en suicidarse

Solo en el año 2020, se registraron un total de 3.941 muertes por suicidio, un aumento del 7,4% con respecto a 2019 y que supuso la mayor cifra registrada desde 1906. Un preocupante dato que obligó al Gobierno de España a lanzar por primera vez en la historia de nuestro país un Plan de Acción de Salud Mental, al que se dotó con 100 millones de euros.

Una estrategia necesaria a la que se han sumado otros ejecutivos, como el de la Comunidad de Madrid, que ha hecho especial incidencia en los más jóvenes.

Pero aún queda mucho trabajo por hacer para hacer frente a esta realidad. Y todo empieza desde los ciudadanos. Porque de nada sirven las estrategias y mecanismos por los gobiernos si los más cercanos a las personas que están sufriendo no se implican. Por ello, hay que conocer de primera mano los signos que pueden delatar que un ser humano está planteándose quitarse la vida.

Hay indicios más visibles que otros, pero si hay alguno que se percibe de manera notoria es el cambio repentino de comportamiento. Porque si una persona alegre y sociable pasa de la noche a la mañana a estar apagado, aislado y sin ganas de salir de casa (y, sobre todo, de manera prolongada) es motivo de preocupación.

Conviene también prestar atención a las actitudes que peligrosas, como conducir de forma temeraria o cruzar la calle sin mirar. En este mismo apartado también cabe destacar la influencia del alcohol. Porque si de repente una persona comienza a ingerir grandes cantidades de alcohol de manera continuada (e incluso en solitario) es porque está buscando olvidar sus malas circunstancias. De hecho, muchas personas se emborrachan para perder la consciencia y, posteriormente, circular con un vehículo para morir en un accidente de tráfico.

Detrás del suicidio están varias enfermedades, pero si hay una es la depresión. Hasta 121 millones de personas, y una de cada cinco personas llegará a desarrollar un cuadro depresivo en su vida, según datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y hasta un 15% de las personas a las que se les diagnostica este trastorno acaba suicidándose, según publica la Comunidad de Madrid.

Además, las conductas suicidas no solo obedecen a cuestiones personales, sino que también pueden venir propiciadas por agentes externos. Uno de los más comunes es el acoso laboral o escolar (bullying), pero actúan otros factores como el fallecimiento de un familiar, una ruptura, la pérdida del empleo o de propiedades o situaciones de estrés prolongado.

Los expertos aconsejan, ante todo, no despreocuparse. Una de las expresiones más recurrentes cuando una persona lo está pasando mal es «ya se le pasará». Es entonces cuando el entorno del afectado debe ser más cercano y empático. Que un individuo sienta que la gente se preocupe por él puede contribuir a una mejor autoestima y que exprese sus males e preocupaciones.

También es vital a acudir a especialistas, pues han tratado numerosos casos y sabrán cómo hacer frente a este tipo de episodios.