EEUU aprueba el proyecto de ley que protege el matrimonio igualitario
La medida se enfrenta a un futuro incierto en el Senado, que está dividido y en donde no está claro si podrá conseguir el apoyo de al menos diez republicanos para sacarla adelante
Corresponsal en Washington
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Iniciar sesiónEn un poco frecuente consenso bipartidista, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el martes 19 de julio un proyecto de ley federal que legalizaría, si lo ratificara el Senado, los matrimonios entre personas del mismo sexo o de distinta raza. Ambos son ... de momento legales, pero esta maniobra, de momento más simbólica que otra cosa, es una reacción inmediata a la decisión del Tribunal Supremo del 24 de junio de anular el derecho constitucional a abortar, bajo el argumento de que este último fue aprobado por sentencia judicial y no por ley federal en el Capitolio.
Tanto los matrimonios homosexuales como interraciales fueron aprobados por la misma vía, judicial, en 2015 y 1967, respectivamente. El voto, aun así, no fue unánime: 157 diputados republicanos, de los 211 con escaño, se opusieron o no votaron. Todos los demócratas y 47 republicanos aprobaron la medida. Lo cierto es que las encuestas revelan que una inmensa mayoría de estadounidenses están a favor de que se mantengan legales esos matrimonios. Sobre todo el apoyo a las uniones homosexuales ha aumentado dramáticamente en los sondeos en la pasada década.
El sentir de una buena parte del Partido Republicano lo expresó la conservadora Nancy Mace, de Carolina del Sur, tras votar a favor del proyecto de ley: «Si las parejas homosexuales quieren tener la oportunidad de casarse y ser tan felices o miserables por ello como todos los demás, adelante, créanme, yo lo he intentado varias veces». Mace se ha divorciado dos veces.
Los demócratas han precipitado esta votación porque consideran que el Supremo podría actuar en contra de ambos derechos, a casarse con una persona del mismo sexo o con otra de distinta raza. Según Gallup, una prestigiosa consultora, un 71% de encuestados está a favor del matrimonio gay, y el año pasado el apoyo a matrimonios interraciales estaba en un 94%. Muchos republicanos no votaron o se opusieron a este proyecto de ley porque consideran el voto innecesario. El líder de la minoría republicana, Kevin McCarthy, de California, votó en contra. La ‹número tres› del partido en la Cámara, Elise Stefanik, de Nueva York, votó a favor.
Lo cierto es que muchos republicanos han cambiado de parecer sobre este asunto en años recientes. Gran parte de ellos incluso han hablado abiertamente de la necesidad de atraer a homosexuales al Partido Republicano. Un ejemplo es el de Liz Cheney, diputada por Wyoming, hija del ex vicepresidente Dick Cheney y cuya hermana, Mary, es lesbiana y está casada con una mujer. Ambas discutieron abiertamente por la oposición de Liz Cheney al matrimonio gay en el pasado. Esta última pidió después disculpas en público y en esta nueva votación se pronunció a favor de regular el matrimonio gay. Liz Cheney se ha distanciado de su partido por sus críticas a Trump tras la insurrección del Capitolio en 2021.
Donald Trump, cuando era presidente, también se manifestó a favor del matrimonio gay y nombró a varios embajadores y miembros de su gabinete, incluido un director de Seguridad Nacional interino, Richard Grenell, abiertamente gais. Biden por su parte, ha cambiado también de parecer. En 1996 como senador votó a favor de la llamada Ley de Defensa del Matrimonio, que prohibía el matrimonio gay a nivel federal. En 2015, cuando era vicepresidente, dio un giro de 180 grados y anunció sin avisar a su jefe, Barack Obama, que estaba a favor de las uniones entre personas del mismo sexo. Obama lo hizo después.
Aunque la bautizada como Ley de Respeto al Matrimonio se aprobó fácilmente el martes en la Cámara de Representantes, que tiene una ajustada mayoría demócrata, es probable que se estanque en el Senado, donde la mayoría demócrata están todavía más ajustada y existen otras prioridades.
Elecciones
Todos los 435 diputados de la Cámara se juegan el escaño en las elecciones parciales de noviembre, que se renueva cada dos años. Muchos buscan que la votación sea también un referendo sobre el Supremo, a tres de cuyos nueve jueces los eligió Trump. Mary Gay Scanlon, demócrata de Pensilvania, dijo en el pleno el martes: «La mayoría de extrema derecha en el Tribunal Supremo ha puesto a nuestro país en un camino peligroso. Es hora de que nuestros colegas republicanos alcen la mano y se signifiquen. ¿Votarán para proteger estas libertades fundamentales? ¿O votarán para dejar que los estados les quiten esas libertades?».
Esa estrategia de forzar a los republicanos a significarse viene porque junto con la sentencia del aborto del Supremo, el juez conservador Clarence Thomas publicó un anexo a iniciativa propia que expresaba la necesidad de anular todos los derechos otorgados por la vía judicial, y dejar la decisión sobre ellos o bien a la ley federal aprobada en el Capitolio o bien a los 50 estados federados. A no pocos les sorprendió la referencia expresa que hizo no sólo al matrimonio gay, sino también a las uniones interraciales, cuando el mismo juez Thomas, afroamericano, está casado con una mujer blanca, la activista Gini Thomas. Esta, por cierto, está siendo investigada por una comisión del Capitolio por su campaña a favor de invalidar las elecciones de 2020 y declarar a Trump ganador.
Lo cierto es que la Sentencia real del Supremo, que escribió el juez Samuel Alito, no incluye menciones al matrimonio gay o interracial. Sí hay, sin, embargo, algún republicano que se ha marcado ambos como siguientes objetivos, como el senador Ted Cruz, de Texas, que suena como aspirante a la presidencia desde hace años. En un podcast propio, Cruz dijo que el siguiente paso lógico era que el Supremo devolviera a los estados la decisión de aprobar o no matrimonios homosexuales o interraciales. Por estados, hay 30 de 50 que si cayera la sentencia del Supremo de 2015, prohibirían de forma automática las uniones homosexuales.
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