EE.UU. se anexiona unilateralmente una superficie submarina como dos veces España
La Casa Blanca anuncia la expansión unilateral de un millón de kilómetros cuadrados en el Ártico, el Pacífico y el Atlántico
El lecho marino es rico en minerales críticos para productos tecnológicos
Noruega da luz verde a la polémica minería submarina en el océano Ártico

Sin llamar la atención, la madrugada del 19 de diciembre Estados Unidos creció un millón de kilómetros cuadrados, es decir, el equivalente a dos veces el área de la España peninsular. Para ello extendió los que se conoce como su zona económica exclusiva ... más allá de las 200 millas náuticas que establece la legislación internacional, tras un largo proceso de mapeo del lecho marino en el Ártico, el Pacífico y el Atlántico que ha durado dos décadas.
A pesar de esta expansión unilateral, el presidente Joe Biden ni siquiera se molestó en hacer anuncio alguno. Un mero comunicado diplomático informó al resto del mundo: «Hoy, el Departamento de Estado ha actualizado las coordenadas geográficas que definen los límites exteriores de la plataforma continental de los Estados Unidos en áreas más allá de las 200 millas náuticas desde la costa, conocida como la plataforma continental extendida».
El territorio de EE.UU. se expandió así en varios puntos subacuáticos, todos ellos de notables dimensiones: en el Ártico, en el mar de Bering frente a Rusia, en el Pacífico, en el golfo de México, frente a la costa Atlántica y al norte de las islas Marianas. Esencialmente, el Gobierno de EE.UU. ha redefinido su propia plataforma continental, y dice adherirse a las leyes internacionales vigentes para hacerlo.
La plataforma continental es una extensión de la masa terrestre que se encuentra debajo del agua en la zona costera. Se extiende desde la línea de costa hasta una profundidad donde la pendiente del fondo marino comienza a descender generalmente alrededor de los 200 metros de profundidad. En términos jurídicos, la extensión de la plataforma continental puede ser relevante en disputas sobre derechos de soberanía y recursos marinos.
Derechos exclusivos
Dentro de esta zona económica exclusiva, un estado costero tiene derechos exclusivos para explorar y explotar recursos económicos, como pesca y energía, tanto en la columna de agua como en el lecho marino. Sin embargo, no tiene control sobre la navegación o la investigación científica, que son derechos que siguen siendo libres para todos los estados. Es un área diferente a las aguas territoriales, que son una zona plenamente soberana que se extiende hasta 12 millas náuticas desde la costa de un estado. Dentro de estas aguas, el estado costero tiene control total y exclusivo, incluido el derecho de regular la navegación, la aplicación de leyes y la protección del medio ambiente.

Anexión de la plataforma continental
Estados Unidos ha expandido su territorio en casi 1.000.000 de km cuadrados, más del doble del tamaño de España
Océano
Ártico
RUSIA
EE. UU.
Mar de
Bering
CANADÁ
Océano
Pacífico
EE. UU.
Océano
Atlántico
Golfo de México
MÉXICO
Islas Marianas
Fuente: Departamento de Estado de EE. UU. / ABC

Anexión de la
plataforma continental
Estados Unidos ha expandido su territorio en casi 1.000.000 de km cuadrados, más del doble del tamaño de España
Océano
Ártico
RUSIA
EE. UU.
CANADÁ
Mar de
Bering
EE. UU.
Océano
Pacífico
Golfo de
México
MÉXICO
Islas Marianas
Fuente: Departamento de Estado de EE. UU. / ABC
Esta decisión de EE.UU. llega en un punto de máxima tensión con Rusia, y cuando ese país, sometido a duras sanciones por la invasión de Ucrania, ha amagado con retirarse de la Convención de las Naciones Unidas que regula el Derecho del Mar. Esta última es el marco legal que aborda cuestiones como los límites marítimos y la resolución de disputas relacionadas con los océanos. Estados Unidos que impulsó esa Convención, no la ha ratificado por disputas políticas en el Capitolio, y por lo tanto no ha tenido que mandar propuesta alguna a la ONU para anexionarse ese terreno submarino.
Según explica Jan Jakub Solski, profesor en la Universidad Ártica de Noruega y analista en el Instituto Ártico, un 'think tank' con sede en Washington, al no tener que acudir al organismo competente en la ONU, «EE.UU. socava el proceso internacional establecido, generando incertidumbre sobre la credibilidad y aceptabilidad de los límites de su plataforma continental extendida». «Otros estados pueden ahora sopesar si dan credibilidad a ese anuncio», añade. En particular, tanto Rusia como China tienen ambiciones expansionistas ante sus propias costas, y ambos son signatarios de la Convención de la ONU antes mencionada.
En concreto, afirma Solski, «en Rusia hay quienes creen que la ratificación e implementación de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar ha limitado innecesariamente el margen de maniobra del país en el Ártico».
El choque con Rusia
Según afirma el Departamento de Estado norteamericano en un reciente informe sobre esta expansión, la modificación no entra en conflicto con un acuerdo de 1990 que establece el límite marítimo con Rusia. La posición geográfica de los puntos fijos que delinean los límites exteriores de la plataforma continental de EE.UU. no se encuentra al oeste del límite acordado entonces con la Federación Rusa. A medida que aumenta la temperatura global y el Ártico se hace más navegable, Rusia ha advertido de posibles expansiones en esa zona.
Desde su fundación en 1776, EE.UU. se ha expandido en todas direcciones. En el siglo XIX, experimentó su mayor crecimiento territorial mediante la adquisición de territorios clave: Francia vendió la Luisiana y Rusia hizo lo propio con Alaska. Estos movimientos no solo aumentaron la superficie del país, sino que también abrieron nuevas oportunidades económicas y recursos naturales.
Más recientemente, el anterior presidente estadounidense, Donald Trump, llegó a plantearse en público la posibilidad de adquirir Groenlandia a Dinamarca, una propuesta que no llegó a ningún sitio y que fue ridiculizada internacionalmente.
Cables submarinos
Ahora algunos expertos creen que con este nuevo movimiento de Joe Biden, EE.UU. se prepara para una reclamación masiva de nuevas tierras en el Ártico. Tal y como afirma Mead Treadwell, que fue presidente de la Comisión de Investigación del Ártico de EE.UU., y hoy copreside el Comité Asesor del Instituto Polar en el Wilson Center, «cuando se adquiere una extensa propiedad inmobiliaria, es el momento de establecer una estrategia sobre qué hacer con ella».
«No es que se necesite un fuerte en este nuevo territorio. Sin embargo, el derecho internacional otorga claramente a un estado costero la autoridad para gestionar su lecho marino, incluso para tuberías submarinas y cables autorizados internacionalmente. Es probable que aseguremos y supervisemos este territorio con activos bajo el mar, rompehielos en la superficie del mar, y aviones y satélites en el espacio», añade.
La plataforma continental de EE.UU. es rica en minerales que pueden ser necesarios para productos clave como semiconductores. Minerales como cobalto, litio, níquel, grafito y cobre, entre muchos otros, pueden encontrarse en los lechos marinos. Dado que estos componentes son esenciales para la tecnología militar, los países están compitiendo por nuevas fuentes.
MÁS INFORMACIÓN
Según Thea Dunlevie, analista senior en el Centro de Estrategia Marítima, otro 'think tank' en Washington, «competidores como China y Rusia se encuentran entre las docenas de países con una gran inversión en la búsqueda de minerales en el lecho marino, que se encuentran recubriendo crestas y montañas submarinas, en depósitos de minerales». Sin embargo, asegura, EE.UU. está quedando rezagado frente a Rusia y China en la carrera por la minería en el lecho marino. «Mientras Estados Unidos busca fuentes alternativas de minerales críticos, especialmente provenientes de China, debe considerar explorar el lecho marino», añade.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete