Educadoras sociales recogen firmas para pedir más seguridad tras el asesinato de su compañera Belén Cortés
Victoria Salinas impulsa una iniciativa en Change.org para exigir a Interior que los profesionales del sector estén acompañados de personal de seguridad
La educadora social asesinada en Badajoz advirtió de que corría peligro: «Ya había denunciado por amenazas»
El asesinato de Belén Cortés, educadora social en Badajoz, de 35 años, en una vivienda de cumplimiento de medidas judiciales de la Junta de Extremadura presuntamente a mano de tres menores que supervisaba ha movilizado al sector de las trabajadoras de lo social. En las últimas horas, según informa la plataforma Change.org en un comunicado, al menos tres educadoras sociales han iniciado una recogida de firmas para denunciar la inseguridad que viven en sus entornos laborales y pedir a las administraciones públicas medidas para evitar situaciones de riesgo.
Victoria Salinas, educadora social e impulsora de una de las iniciativas, explica que dejó su trabajo por el que sentía una profunda vocación porque llegó a temer por su vida y reclama en su petición que incorporen personal de seguridad en los centros y pisos tutelados, así como instrumentos para garantizar la seguridad de las educadoras sociales y demás personal.
«Estoy horrorizada y llena de rabia. Ayer asesinaron a una de nuestras compañeras, una trabajadora social de 35 años, mientras trabajaba en un piso tutelado de menores», lamenta.
Salinas explica que llevan años advirtiendo que tarde o temprano podría darse una tragedia como la muerte de Belén Cortés: «No tenemos suficiente seguridad: ni cámaras, ni protocolos claros, ni personal mínimo...».
Lucía Carmona, también educadora social, señala en otra petición en la misma línea que sufren «constante malestar físico y psicológico debido a las condiciones inhumanas» en las que trabajan.
Y Marta M., impulsora de otra campaña que también reclama medidas de seguridad y ya lleva más de 18.000 firmas, subraya en su petición: «Los profesionales que desempeñamos nuestra labor en recursos de atención a personas en situación de vulnerabilidad, tales como casas de acogida, pisos tutelados, centros de emergencia social y otros dispositivos de intervención, enfrentamos a diario situaciones de riesgo que comprometen nuestra seguridad e integridad física y psicológica».
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