Dura protesta del Vaticano contra Pekín por incumplir su acuerdo secreto

«La Santa Sede ha tomado nota con sorpresa y pesar de la noticia de la 'ceremonia de instalación', que tuvo lugar el 24 de noviembre en Nanchang, de monseñor Juan Peng Weizhao, obispo de Yujiang (provincia de Jiangxi), como 'obispo auxiliar de Jiangxi', diócesis no reconocida por la Santa Sede», recita el comunicado.

El Vaticano lamenta que esta medida unilateral contradiga «el espíritu de diálogo existente entre el Vaticano y la parte china y lo estipulado en el Acuerdo Provisional sobre el Nombramiento de Obispos, el 22 de septiembre de 2018», que renovaron por segunda vez el pasado 22 de octubre.

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Javier Martínez-Brocal

No es un acuerdo diplomático, pues rompieron relaciones en 1951, pero es extremamente importante para normalizar la situación de los católicos en el país del dragón

El acuerdo secreto puso fin a décadas de dos jerarquías católicas paralelas en China, después de que en 1951 Mao expulsara al entonces nuncio del Papa y a todos los sacerdotes extranjeros. A partir de entonces, Pekín comenzó a imponer nuevos obispos por su cuenta y en paralelo, los pontífices nombraron obispos para atender a los católicos leales a Roma. Así fue en diferente grado hasta septiembre de 2014.

Los problemas para Juan Peng Weizhao comenzaron en febrero de 2014, cuatro años antes del acuerdo, cuando Francisco lo nombró obispo de Yujiang. Como represalia, las autoridades lo encerraron seis meses en la cárcel y desde que salió y hasta ahora limitaron duramente su actividad pastoral y también la de sus sacerdotes.

Pekín reconoce ahora oficialmente al obispo Peng, pero como «obispo auxiliar de Jiangxi», un cargo diferente del que le había encomendado el Papa, y en una diócesis que no existe según la división reconocida por la Iglesia católica.

En su comunicado, Roma denuncia que este «reconocimiento civil del obispo Peng habría sido precedido por una larga y fuerte presión de las autoridades locales», en referencia a la hostilidad contra el obispo, sus sacerdotes y los laicos que acogían ceremonias religiosas desde que salió de prisión en 2014. La situación podría empeorar aún más a partir de ahora.

Una de las mejores fuentes para conocer la situación de la Iglesia católica en China, la agencia AsiaNews, del «Pontificio instituto para las misiones extranjeras», asegura que los católicos leales a Roma temen que les ocurra lo mismo que en la ciudad de Ningdé, donde también el obispo clandestino fue presionado para convertirse en obispo auxiliar. Meses después de aceptar, tuvo que renunciar a causa de las enormes limitaciones a su actividad.

«La Santa Sede espera que no se repitan episodios como este, aguarda las oportunas comunicaciones (sobre lo ocurrido) de las Autoridades y reafirma su plena disposición a continuar el diálogo respetuoso sobre todas las cuestiones de interés común», concluye el comunicado.

Durante la ceremonia de toma de posesión del pasado 24 de noviembre, el obispo Peng tuvo que jurar entre otras cosas que «guiará activamente al catolicismo para que se adapte a la sociedad socialista y contribuir a la realización del sueño chino del gran refuerzo de la nación china«.

La decisión unilateral de Pekín refuerza la posición de quienes opinan que el acuerdo entre China y la Santa Sede es papel mojado. En el fondo, lo que más preocupa al Vaticano en este momento no es que China esté incumpliendo el acuerdo secreto que tanto les costó firmar, sino que lo considere irrelevante.