Doñana se vacía: registra la peor cifra de aves en 40 años por la sequía
Solo se registraron 80.880 aves invernantes frente a las 600.000 que llegó a albergar el espacio natural a principios de los 90
La laguna de Santa Olalla en el Parque Natural de Doñana, a principios de agosto
El 2022 ha sido un año aciago para Doñana. La falta de agua que ha acabado incluso con lagunas permanentes, también merma ya las especies que buscan resguardo en el humedal. El censo de aves invernantes ha sido «preocupantemente bajo» en 2022, según el ... informe de seguimiento anual publicado este miércoles. Ha arrojado la cifra más baja en 40 años y la segunda peor de toda la serie histórica, que comienza en los años 70.
El informe elaborado por la Estación Biológica de Doñana y la ICTS de la Reserva Biológica de Doñana refleja los extremos que ha vivido el espacio natural durante el ciclo de 2021-2022. Alcanzó la temperatura máxima registrada hasta ahora en el territorio, con 46,30°C. Y tras una década con precipitaciones por debajo de la media, 2022 también ha sido el año con la menor precipitación anual de los últimos diez. La laguna de Santa Olalla, considerada de carácter permanente, se secó casi por completo en verano, de una forma nunca vista antes, ni siquiera en sequías previas.
Además, el tiempo que la marisma de Doñana permaneció inundada, que depende fundamentalmente de la precipitación, «fue muy corto», recalcan los científicos. La consecuencia ya es cuantificable: el año pasado, en enero, solo se registraron 80.880 aves invernantes frente a las 600.000 que llegó a albergar el Parque Nacional de Doñana a principios de los 90 en ese mismo mes. La diferencia es abismal incluso en comparación con 2021: en enero de ese año se contabilizaron casi seis veces más aves: 474.830. «Estos números son preocupantes y están muy lejos del máximo de la temporada pasada«, indican los organismos.
Hace ya años que no llueve de manera normal. Doñana lleva una década con niveles de precipitación inferiores a la media. Las zonas húmedas y las especies que dependen de ellas, como las aves acuáticas, se ven especialmente afectadas y se ven obligadas a desplazarse en busca de las áreas que mantienen agua disponible, especialmente en los momentos más duros del estiaje. Ahora, el mayor refugio en Doñana es un espacio artificial: la piscifactoría de Veta la Palma (La Puebla del Río-Sevilla), a la que recurrieron el 34% de las aves debido a la inundación permanente de las distintas balsas.