Las divididas marchas feministas pinchan en su lucha contra la violencia hacia las mujeres
Ni la manifestación de las ministras del PSOE ni la de Irene Montero logran superar las cifras del año pasado
El movimiento feminista volverá a caminar desunido
Madrid
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Iniciar sesiónEn el día en que la nueva ministra de Igualdad, Ana Redondo apelaba a la «unidad» las feministas han caminado divididas y dispersas por las calles españolas. En Madrid, la división se hacía patente desde el momento en que se convocaron dos marchas. Por ... la mañana, la convocada por el Movimiento Feminista de Madrid que agrupaba a las feministas 'clásicas' o 'históricas', las abolicionistas que promueven acabar con los vientres de alquiler, la prostitución y que están en contra de la 'ley Trans', y a la que asistieron buena parte de las ministras socialistas.
Por la tarde, convocadas por la Comisión 8M, acudieron las que defienden un concepto más amplio de mujer, -«trans y cis», afirman- y en la que la presencia de la exministra Irene Montero ha opacado a la única miembro en activo del Ejecutivo, la titular de Juventud e Infancia, Sira Rego.
También acudieron dispersas, porque la escasa participación ha hecho que las marchas dieran lugar a las clásicas calvas e impidieran diferenciar a veces a los manifestantes de quienes estaban de compras o paseado a media tarde para contemplar el alumbrado navideño que el alcalde Martínez-Almeida inauguró el jueves. Dos mil participantes según la Delegación de Gobierno asistieron a la marcha de la mañana (las organizadoras han subido la cifra hasta los 25.000) y siete mil en la de la tarde (que las convocantes han inflado hasta los 50.000).
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Aunque en esta última, a pesar de la mayor presencia, la dispersión era tal que los viandantes podían cruzar el paso de peatones de Cibeles sin apenas necesidad de esquivar a los manifestantes. En resumen, una participación muy pobre en ambos casos, si tenemos en cuenta que el año pasado, según datos de la Delegación del Gobierno, unas 10.000 personas acudieron a la manifestación convocada por el Movimiento Feminista de Madrid, frente a las 17.000 que lo hicieron a la de la Comisión 8M.
La división ha sido más evidente en los eslóganes y los mensajes cruzados que se han lanzado mutuamente, en un desafío al espacio-tiempo. Por la mañana, entre gritos más generales como «Somos mujeres, nos queremos vivas» o «Basta ya de justicia patriarcal», destacaban eslóganes como «las mujeres no se alquilan, los bebés no se compran», «El feminismo es abolicionista» o «Ser mujer no es un sentimiento», una crítica contra la autodeterminación de sexo que recoge la ley Trans, impulsada por Irene Montero.
Precisamente, la exministra de Igualdad, fue la protagonista de la marcha de la tarde, aclamada y vitoreada cuando se incorporaba a la pancarta de Podemos, quince minutos después de la hora oficial de inicio. Nada más llegar, en sus palabras a la prensa, Montero ha reclamado «estar sin fisuras con todas las mujeres, también las mujeres trans, las mujeres racializadas, con todas las mujeres en su diversidad».
Ante una cartulina blanca con la frase «Irene Montero, Ione Belarra las mejores ministras», la anterior titular de Igualdad no ha dejado pasar la oportunidad para dar un nuevo recado al Presidente del Gobierno, como ya hizo en el acto de traspaso de carteras. «Hay muchísima gente en España que sabe que Pedro Sánchez ha cometido un error de inmenso calado rompiendo el bloque democrático y echando a Podemos del Gobierno, pero como ya ha dicho nuestra secretaria general, Ione Belarra, asumimos el golpe, el Partido Socialista nunca quiso a Podemos en el Gobierno», ha destacado.
«Sola y borracha»
Eslóganes como «Sólo sí es sí» y «Sola y borracha quiero llegar a casa», tan vinculadas a Montero, reforzaron ese carácter político del evento. Mientras, unos metros atrás, la única representante del actual ejecutivo, la ministra de Juventud e Infancia Sira Rego, ha augurado que el movimiento feminista volverá a estar unido porque «la lucha contra la violencia de las mujeres es un elemento que une a todo el movimiento feminista», haciendo alusión al justificación original del 25-N, que ha motivado las marchas.
La lucha contra la violencia a la mujer, el motivo principal de la manifestación quedó, sin embargo, diluido en una marcha encabezada por banderas palestinas, eslóganes contra los desahucios, el capitalismo y la sociedad 'ecocida'. Una acumulación de causas que no ha impedido que los asistentes fueran menos de la mitad que el pasado año.
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