Un «depredador sexual» en internet, condenado a cadena perpetua en Irlanda del Norte tras el suicidio de una niña de 12 años

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Las víctimas son cinco jóvenes de entre 15 y 17 años. Les ofrecía dinero y pastillas a cambio de sexo. Un sexto, también menor de edad, desempeñaba la función de facilitador, obteniendo por ello un beneficio económico por parte del agresor

Los cargos se refieren a 70 víctimas de países como Reino Unido, Estados Unidos, Irlanda y Australia, pero la policía norirlandesa cree que es solo una pequeña fracción de las alrededor de 3.500 víctimas que se cree que fueron atacadas en alrededor de 30 países. El condenado, Alexander McCartney, un estudiante de informática de 26 años, contactó con niñas de todo el mundo en sitios de mensajería como Snapchat e Instagram, haciéndoles creer que estaban hablando en línea con una adolescente de edad similar, una práctica conocida como 'catfishing' (o usurpación de identidad).

Luego, les pedía imágenes sexuales o las animaba a participar en actividades también de índole sexual a través de una cámara web o un teléfono móvil, que luego compartía en línea con otras personas y las usaba para amenazar y chantajear a los menores. En alguna ocasión, según se ha dado a conocer en el juicio, McCartney obligaba a sus víctimas a involucrar en los abusos a hermanos de hasta 3 años de edad.

Una de sus víctimas, Cimarron Thomas, una niña de 12 años de Virginia Occidental, se suicidó en 2018 con el arma de su padre tras los abusos sexuales cometidos de forma digital y los chantajes del estudiante de informática, según el tribunal. El cuerpo sin vida de la pequeña fue encontrado por su hermana de 9 años.

McCartney, que se declaró culpable de todos los cargos, escuchó apesadumbrado cómo el juez iba relatando sus crímenes y se puso de pie con los ojos cerrados cuando se anunció la sentencia. Pese a la condena de 'cadena perpetua', por la ley irlandesa, según informó el juez John O'Hara al Tribunal de la Corona de Belfast, McCartney podrá ser liberado en 2039.