Denuncian al cardenal O'Malley, máximo responsable vaticano de protección de menores, por negligencia en caso de abusos de un profesor

La clave es que funcionarios de la archidiócesis aprobaron el nombramiento de Stephen Biagioni como director del «Arlington Catholic High School». Éste fue despedido en 2016 por un incidente no relacionado con abusos.

Biagioni ha sido denunciado como autor de supuestos abusos cometidos en esa escuela católica entre 2011 y 2016, aprovechando que se ocupaba de vigilar a los alumnos que cumplían castigos.

Durante aquel periodo fue subdirector y luego director del instituto. Las tres víctimas tenían entre 15 y 17 años.

Como para ser nombrado director necesitó la aprobación de responsables de la archidiócesis, el abogado de las víctimas apunta que el cardenal O'Malley y sus colaboradores, «o sabían de los abusos, o fueron negligentes por no estar al corriente». El abogado de las víctimas explica que otros antiguos alumnos han demandado a los dos sacerdotes que contrataron y fueron supervisores de Biagioni en el colegio.

El abogado Mitchell Garabedian es uno de los principales expertos de EE.UU. en este tipo de procesos, y ha representado a las víctimas en casos de abuso de 380 sacerdotes diferentes.

El cardenal O'Malley es el presidente de la Comisión para la Protección de Menores en el Vaticano, y su papel ha sido determinante en el endurecimiento de medidas contra obispos que han actuado ligeramente ante casos de abusos. En general se trataba de denuncias contra sacerdotes, relacionados con su labor en parroquias o como capellanes de un colegio o de un hospital. Este caso es diferente, pues el abogado quiere demostrar que el cardenal tiene responsabilidad directa también en las instituciones educativas católicas de la ciudad.

Terry Donilon, portavoz de la archidiócesis de Boston, ha evitado responder a las acusaciones pues, asegura, «no se comentan denuncias en curso». Sin embargo, ha explicado en un comunicado que «algunas de las acusaciones de esta demanda ya fueron señaladas en 2016 al centro educativo, y en ese mismo momento se informó de ellas a las autoridades policiales y de bienestar infantil como parte del compromiso de la 'Arlington Catholic High School' de proporcionar un ambiente seguro para los jóvenes.

Donilon añade que «el empleado en cuestión fue posteriormente destituido de su cargo, y tanto el personal del colegio como el de la archidiócesis de Boston cooperaron plenamente con las autoridades que investigaron el caso».