Dentro de la oficina para las familias de los desaparecidos: «Llegan pensando que dan igual a todo el mundo»

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Tras confirmarse que el cadáver aparecido ayer por la tarde era el de Jonathan, 24 horas después se han encontrado a los otros dos que faltaban, que hay que identificar aún junto con los restos humanos hallados este martes, aunque no se dan por concluidos los trabajos de búsqueda en la rambla

Psicólogos como José María Martínez, integrante del Equipo de Intervención Psicosocial (EIP) de la Policía Nacional, se encargan de dar seguridad a aquellos que llegan en un mar de dudas e incertidumbre: «Lo principal es que sea un acompañamiento por todo el proceso desde el principio. Lo importante es que no tengan la sensación de que todo es un desastre y no pueden hacer nada, sino de que han venido al sitio adecuado, donde se harán todos los trámites que sean necesarios y además se les mantendrá informados».

En este viaje que nadie querría hacer, el primer paso es interponer la denuncia ante los agentes del grupo de Homicidios y Desaparecidos, como en cualquier otra ausencia que no tenga que ver con desastres naturales como este. «Si bien ya será complicado encontrar desaparecidos con vida, aquí no se habla nunca de cadáver, sino de persona desparecida, y se centra todo en esa espera. Mientras no haya cuerpo, la esperanza o la duda quedaría siempre», destaca Martínez. «Otro elemento que hace esta situación aún más dura es la sensación de descoordinación con la que vienen los familiares, que creen que dan igual a todo el mundo. Aquí la gente llega enfadada. Y luego está la desinformación, que también hace daño, porque hace al final que el familiar desconfíe», apunta.

«La descoordinación y la desinformación dañan a los familiares. La gente llega enfadada»

Los agentes del grupo de Homicidios realizan a los allegados un primer cuestionario sobre las circunstancias de la desaparición, la última vez que vieron a su familiar, cómo contactó con ellos, qué llevaba puesto, si estaba en un domicilio o no... Esto, explican, les ayuda a acotar la búsqueda. 

Después entra en juego la Científica, que se centra más en las características físicas de la persona ausente, si tenía cicatrices, tatuajes, manchas de nacimiento o lunares, ortodoncias... Además, estos realizan un análisis genético a los familiares (cuanto más directos mejor) para cotejar luego ese ADN con el de posibles restos mortales que aparezcan. En la oficina hay además un par de forenses que colaboran en las tareas de identificación de cuerpos. Sin embargo, destacan, en estas oficinas no se comunican fallecimientos. Es el juzgado el encargado de realizar esa tarea, añaden. Durante todo el proceso y después, los psicólogos se quedan con ellos, como en cualquier otra intervención, durante el tiempo que sea necesario.

Por el momento, reconoce este equipo de Policía Nacional, ya sea porque los afectados no conocen que hay nuevos centros en los pueblos más afectados (han abierto también otro en Algemesí) o porque la mayoría de las personas ya han denunciado, no cuentan con una afluencia masiva. Sin embargo, ellos se encargan no solo de iniciar nuevas búsquedas, sino también de hacer cierto seguimiento de las ya existentes.

El psicólogo del equipo, explica Martínez, es también el encargado de llamar periódicamente a los familiares para «reducir su nivel de incertidumbre y mantener el contacto». Esto es esencial, porque con el caos y el colapso de las comunicaciones que sucedieron los primeros días tras la riada, los agentes cogían datos por teléfono de desaparecidos que, en muchas ocasiones, no eran tales, sino simplemente personas a salvo que no pudieron ponerse antes en contacto con sus seres queridos.

Además, los integrantes del Equipo de Intervención Psicosocial también se encargan de realizar actividades de prevención y atender a los compañeros del cuerpo: cuidar al que cuida, otro aprendizaje básico en cualquier situación catastrófica. La mayoría de los que han vivido todo este horror, explica, con el tiempo se sobrepondrá, aunque es normal que estén mal durante un tiempo. «Lo importante es que la gente no se quede sola, sino que si lo necesita siga teniendo esa asistencia».

¿Ayuda a los familiares de los desaparecidos el hecho de que el trauma sea compartido? «Ayuda al menos a elaborar la situación. Como dice Ismael Serrano, la tristeza si es compartida se vuelve rabia que cambia vidas».

Como en la zona cero es difícil moverse de otra forma que no sea a pie, la Guardia Civil sumó ayer a su centro 'ante mortem' de Valencia un nuevo espacio de denuncias de personas desaparecidas por la DANA en Albal. Así, de 8.00 a 22.00 horas, los familiares pueden acudir al número 6 de la calle Tabacalera para dar toda la información posible sobre sus allegados y aportar muestras de ADN que permitan su posterior identificación.

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Aunque la Generalitat habilitó al principio de la emergencia un teléfono para que los familiares comunicasen las desapariciones, las autoridades pidieron después a los familiares que tramitasen también las correspondientes denuncias. Son éstas las que van a permitir a los agentes contar con la mayor información posible para identificar a las víctimas de una forma «más rápida y eficiente». Y también elaborar el conteo oficial que reduzca la incertidumbre (y los bulos).