¿Dar sobras de nuestra comida a las mascotas? Riesgos y peligros de esta práctica

Hoy en día existe una amplia gama de alimentación para perros de todo tipo: seca (en forma de bolitas, croquetas, copos) o fresca (ya sea patés, trozos en salsa) e incluso lo último de lo último, la dieta BARF.

Esta consiste en alimentar a los perros con alimentos crudos biológicamente adecuados para ellos. La palabreja es el acrónimo de 'Biologically Appropriate Raw Food', que puede traducirse al castellano como Alimentación Cruda Biológicamente Adecuada (ACBA). Usted puede elegir o consultar con el veterinario cuál es el tipo de alimentación para nuestro fiel amigo. Puede ser tentador compartir nuestras comidas —los restos ni en pintura— con nuestro perro. Es fundamental recordar que muchos alimentos humanos, aunque apetecibles, pueden tener efectos adversos en ellos:

Con los problemas digestivos debemos saber que los perros tienen sistemas digestivo diferentes a los humanos. Ciertos ingredientes y condimentos comunes en nuestras comidas, como cebolla, ajo y especias, pueden ser difíciles de digerir para los perros, lo que puede provocar problemas estomacales, diarrea o incluso problemas gastrointestinales más graves.

Respecto al desequilibrio nutricional: La comida sobrante a menudo carece del equilibrio necesario de proteínas, vitaminas y minerales esenciales para la salud de su perro.

Alimentarlos con sobras puede llevar a deficiencias nutricionales con el tiempo, así que es mejor optar por la amplia gama de productos que hay en la actualidad en el mercado, que cuidan cuidadosamente la nutrición de su perro.

Hay que tener en cuenta que muchos alimentos de consumo humano son densos en calorías y pueden llevar a un aumento de peso excesivo en los perros.

La obesidad es una gran preocupación de salud para los perros, ya que puede llevar a una serie de problemas de salud, incluyendo problemas en las articulaciones, diabetes y enfermedades cardíacas.

Por último en lo que incumbe a la seguridad alimentaria, la comida sobrante puede involuntariamente contaminarse con bacterias o estropearse. Esto representa un riesgo para la salud del animal.

«Los perros pueden comer un amplio abanico de alimentos, pero debemos conocer cuáles pueden afectar a su salud», comenta la veterinaria Irene Martínez de Barkyn que ofrece un listado de aquellos ingredientes que son recomendables y otros que no. Por ejemplo, las frutas aportan vitaminas e hidratación. Además en pequeños trozos son un estupendo aperitivo para aquellos ejemplares más gorditos que necesitan una alimentación más light. Entre las frutas aptas están: Naranjas (una excelente fuente de nutrientes. El único problema es su acidez que no es del agrado de muchos perros), Sandía (baja en azúcares y muy rica en agua. Es la más indicada para hidratar a nuestro peludo durante épocas de calor).

 Patata (Fuente de carbohidratos. Es un alimento de fácil digestión, rico en fibra y vitaminas. Acelgas (Ricas en fibra y bajas en grasa y nuestros perros pueden aprovechar sus características. Es rica en diferentes vitaminas como la A, B, C, E y K y tienen una pequeña cantidad de ácidos grasos omega-3), Pimiento (lo pueden comer en todas sus variedades: rojo, verde o amarillo, aunque hay que evitar los picantes. El pimiento es una excelente fuente de vitamina C. Además su contenido en fibra es muy alto y son bajo en calorías). Zanahoria (Rica en carotenos, vitaminas, carbohidratos, baja en grasa y fibra. Además según la veterinaria una sopa de esta hortaliza, conocida como 'sopa mora', es perfecta para cortar la diarrea en perros... y también en los gatos.